En España se lanzó la campaña ‘‘Stevia Libre’’ liderada por una asociación denominada la Dulce Revolución con el objetivo de apoyar a todos los consumidores, médicos, biólogos, nutricionistas, químicos, bioquímicos y dietistas. ‘‘Que la ciencia hable a favor de la salud de las personas y no de los intereses económicos’’, indican los promotores
Concretamente en Cataluña, los fanáticos del ka’á he’ê están en pie de guerra. Tanto que el próximo 14 de enero van a realizar el taller “Stevia Libre” dirigido a levantar la prohibición vigente en España para la venta de cualquier producto derivado de la hierba de origen paraguayo, como es citada en todos los portales científicos y de información del mundo.
“¿Qué está pasando aquí? –se pregunta el portal catalán dolcarevolucio.cat-. ¿Una anomalía normativa es la única causa para este bloqueo? Queremos pensar que sí, y desde la campaña #SteviaLibre se está trabajando en todos los frentes posibles para desembozar el atascadero. De momento, toca desobedecer y sentirnos, sin miedo, dueños de nuestro destino en el uso libre de todas las plantas del mundo.
Este taller anima a pasar a la acción, a usar la dulce planta en la cocina y para la salud, a cultivarla, a entenderla y a conocerla como una de las plantas alimentarias más fascinantes que se conocen”, según reza el comunicado elaborado, denominado Stevia rebaudiana Bertoni: El milagro prohibido.
“El cultivo de esta especie evolucionó considerablemente desde que el sabio Moisés S. Bertoni lo descubrió e identificó taxonómicamente, y luego que el agrónomo Juan B. Aranda Giménez y su esposa Vera Bertoni comenzaron a establecer los métodos de multiplicación y de producción que condujeron a su domesticación. Luego, el doctor Ovidio Rebaudi realizó los primeros estudios sobre la naturaleza y la aplicación industrial del edulcorante extraído de esta planta, numerosos científicos extranjeros continuaron investigándolo”.
¿POR QUÉ LA PROHÍBEN O LA REGULAN?
La historia de las prohibiciones de la Stevia Rebaudiana Bertoni se basa en una confusa maraña de resoluciones que, virtualmente, no llevan a ninguna parte.
La hierba es de uso corriente en el Paraguay bajo su denominación nativa, ka’á he’ê, especialmente usada en el mate y en algunas infusiones. También se está difundiendo su empleo como edulcorante concentrado en gotas o en sobrecitos que reemplazan el tradicional saquito de azúcar blanca.
En el Japón, hace ya 40 años que se usa la stevia como reemplazo del azúcar convencional y agregándola en las comidas por considerársela “un alimento sano y natural”.
Pero su empleo más frecuente se da en alimentos elaborados como encurtidos, frutos de mar, derivados del pescado y carnes de res o de cerdo. También entra como componente en la elaboración de la conocida “salsa de soja” debido a su poder de prevención de la deshidratación, decoloración y fermentación de productos conservados para la cocina.
En Estados Unidos, la FDA permite que las tiendas que venden productos naturales ofrezcan la stevia completa y sus extractos crudos. Sin embargo, no autoriza su venta como edulcorante concentrado debido a la inexistencia, dice, de estudios científicos suficientes que indiquen que es un producto seguro en dosis elevadas.
“Desde la asociación Dulce Revolución os queremos agradecer el apoyo que estamos recibiendo. Desde que hicimos pública la campaña, habéis firmado la petición casi 23.000 personas. La campaña #SteviaLibre sólo acaba de empezar. Tenemos por delante toda una serie de pasos para que sea reconocida como alimento tradicional”, indica el comunicado.
“Nosotros desobedecemos desde hace seis años e incumplimos todos los expedientes de Sanidad que nos obligaban a parar de venderla y etiquetarla”, dice desafiante Josep Pàmies, autor del libro Una dulce revolución, en el que habla de plantas curativas, entre ellas la Stevia Rebaudiana.
Pàmies es un agricultor catalán que se dedica a producir y comercializar hortalizas, verduras y hierbas ecológicas.
Y también un militante defensor de la stevia, hierba cuya comercialización está permitida en Alemania, usada ampliamente en Japón y regulada férreamente por la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos.
Fuente: 5 días