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El derrumbe del crudo y los mercados emergentes agobian a la banca europea

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El derrumbe del crudo y los mercados emergentes agobian a la banca europea

Una de las preocupaciones más recientes que ha golpeado las acciones de los bancos es también la culpable de las turbulencias del mercado durante meses: el petróleo.

Durante buena parte de la semana pasada, las acciones de los bancos globales se derrumbaron, víctimas de las dudas de los inversionistas sobre el crecimiento de la economía global, los requisitos de capital y los efectos de las tasas de interés bajas y negativas. En Europa, no obstante, ha surgido otra inquietud que ha coincidido con el desplome de los precios del crudo.

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Los temores de que las empresas de energía se declaren en bancarrota han afectado a los bancos estadounidenses, que desde hace tiempo financiaron el auge del sector de esquisto. Últimamente, los inversionistas han preguntado acerca de la exposición en Europa, donde está menos documentada.

El petróleo está causando otros dolores de cabeza para los bancos. El derrumbe de los precios del crudo ha golpeado con fuerza a las economías emergentes a las cuales los bancos están expuestos. Además, el abaratamiento del petróleo ha estimulado una inflación baja, lo que prolonga la era de tasas de interés en niveles mínimos que reducen las ganancias de la banca.

El golpe contra los bancos demuestra cómo el impacto del petróleo se sigue propagando y se ha convertido en una influencia primordial en los mercados de renta variable, en momentos en que las acciones y el precio del crudo a menudo se mueven en la misma dirección.

La correlación entre la cotización del crudo y las acciones de los bancos europeos está en su nivel más alto desde 2012, según datos del banco suizo UBS. «Estamos atrapados en una conexión donde los precios de las materias primas repercuten negativamente en todas las acciones y los bancos», dice Bo Christensen, analista jefe de Danske Invest, que gestiona US$116.000 millones en activos.

Durante tres años, los bancos europeos podrían registrar en total unos US$27.000 millones en pérdidas de su cartera de préstamos a empresas de energía, equivalente a 6% de las ganancias del sector antes de impuestos, según un informe publicado la semana pasada por Bank of America Merrill Lynch.

Aunque las acciones de los bancos repuntaron el lunes, el sector fue vapuleado la semana pasada y el índice Stoxx Europe 600 Banks ha caído cerca de 22% este año.

Entre las acciones más castigadas figuran las de Credit Suisse y Deutsche Bank, que este año acumulan descensos de 38% y 32%, respectivamente.

El sector enfrenta numerosas preocupaciones, incluyendo la salud de la economía global y el efecto de tasas de interés bajas, o negativas, en su negocio crediticio.

No obstante, una razón creciente de inquietud es la exposición de los bancos a los préstamos otorgados a las empresas de hidrocarburos. Estas compañías se endeudaron entre 2011 y 2014, cuando los precios del petróleo WTI y Brent, las referencias para Estados Unidos y el resto del mundo, rondaban los US$100 el barril. Desde entonces, un exceso de suministro en el mercado y una demanda tibia han contribuido a un derrumbe de más de 70% en los precios, que ahora se ubican en torno a US$30 el barril.

En América del Norte, cerca de 150 empresas de petróleo y gas corren el riesgo de quebrar, según Bob Fryklund, estratega de la consultora IHS Energy. Los bancos estadounidenses de mayor envergadura han apuntalado sus reservas con miles de millones de dólares para afrontar un deterioro de sus préstamos a las compañías de hidrocarburos.

En Europa, la cantidad de bancos que se preparan para una crisis es menor. «Los bancos europeos aún no han realizado aumentos importantes en sus provisiones» para resguardarse de un deterioro de su cartera de préstamos, dijo un reciente informe de J.P. Morgan.

Según UBS, el sector de energía representa alrededor de 3% de la cartera de créditos de los bancos europeos. En el caso de algunas entidades, como la británica Standard Chartered o la noruega DNB, la exposición podría ascender a 5%.

DNB, el mayor banco noruego, no quiso referirse al tema. Standard Chartered aludió a los comentarios de su presidente ejecutivo, Bill Winters, quien indicó en noviembre que 94% de su exposición a las materias primas es a través de compañías estatales o empresas capaces de «sobrevivir cómodamente» con un precio de US$40 el barril.

Los bancos europeos dicen que su exposición al sector energético es manejable. Algunos analistas, como los del propio UBS, concuerdan. BNP Paribas clasifica sólo 20% de los créditos del sector a las compañías energéticas como de alto rendimiento, es decir de mayor riesgo, y proyecta pérdidas en torno a los 6.000 millones de euros (unos US$6.700 millones), de un total de alrededor de 400.000 millones de euros de deuda de compañías de energía.

De todos modos, otros inversionistas y analistas no están conformes. Dicen que los bancos europeos no publican información suficientemente detallada sobre su exposición al sector energético. Eso genera incertidumbre.

«Los europeos habitualmente no han revelado sus niveles de provisiones contra su exposición energética, lo que dificulta las comparaciones con los bancos estadounidenses», afirmó un reciente reporte de Morgan Stanley.

Por otro lado, el derrumbe de los precios del crudo ha afectado a muchos mercados emergentes donde los bancos tienen una exposición importante. La recaudación tributaria y la inversión han descendido y los despidos se han multiplicado.

Brasil, por ejemplo, es uno de los mayores mercados de Banco Santander. Standard Chartered tiene una amplia presencia en Medio Oriente y África.

Cerca de 55% de la exposición de los bancos austríacos y 40% de la de los bancos españoles en el extranjero está en los mercados emergentes, según un informe de la Autoridad Bancaria Europea, el regulador bancario de la Unión Europea.

El exceso de petróleo en el mercado también está afectando a los bancos centrales, puesto que el retroceso de los precios contiene una inflación que ya es considerada muy baja. El Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Japón son algunos de los que han mantenido las tasas de interés sumamente bajas, o incluso bajo cero, con el fin de mantener a raya las presiones deflacionarias.

Mario Draghi, presidente del BCE, mencionó el lunes la caída del petróleo como una influencia en la inflación de la zona euro. El funcionario aseveró que el BCE «no vacilará» en intervenir si esto, y otros factores, amenazan con hacer caer los precios en la región. El crudo barato está ayudando a prolongar la era de tasas de interés bajas o negativas, lo que les dificulta a los bancos ganar dinero a través de préstamos. Esta ha sido una de las grandes preocupaciones de las últimas semanas.

«Hay una fijación de que un precio del petróleo realmente bajo perturbará la economía global, los mercados de crédito y los bancos», señala Karen Olney, estratega de UBS.