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Crisis global del arroz golpea a Paraguay: “El panorama es desolador para la producción”

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Crisis global del arroz golpea a Paraguay: “El panorama es desolador para la producción”

La cadena arrocera paraguaya atraviesa un escenario particularmente delicado. Al impacto acumulado de eventos climáticos severos en los últimos cuatro años, sequías históricas, inundaciones y pérdidas productivas; se suma una crisis de precios internacionales que está condicionando seriamente la continuidad del cultivo en varias regiones del país. Así lo explicó Christian Heisecke, director de Desarrollos del Sur y Ganadera Heisecke, en una entrevista con Valor Agregado por Radio Asunción.

El epicentro de la problemática, señaló Heisecke, no está en Paraguay, sino en un fenómeno global que viene alterando las reglas del mercado. “Estamos en un momento muy complicado a nivel mundial. No es un problema de Paraguay, ni tampoco del Mercosur”, comenzó explicando.

El factor decisivo es India, que tras mantener restricciones a sus exportaciones durante los últimos ciclos, y asegurar precios internos muy bajos en un país donde el arroz es alimento base; decidió reabrir sus envíos tras las elecciones. “Hoy India abrió los mercados y está inundando el mercado internacional”, afirmó.

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“Los países con los cuales nuestro principal cliente, que es Brasil, exporta o compite, no tienen condiciones de competir en precios. Al no salir sus exportaciones, tienen un excedente en el mercado local, y Paraguay pasa a ser un mercado secundario donde, si querés ingresar, tenés que bajar aún más los precios”.

La magnitud del desajuste es profunda y está generando dificultades también en Estados Unidos y otros grandes productores. “Sus gobiernos han tomado medidas de ayuda al productor, subsidios, refinanciamientos. Entienden que hoy deben vender por debajo del costo y eso hace muy difícil volver a sembrar”, describió.

Cuatro años seguidos de golpes climáticos severos

A esta distorsión global se suma un historial reciente de adversidades climáticas en la región. Para Heisecke, los últimos años fueron un golpe tras otro. “En las últimas cuatro zafras tuvimos eventos muy importantes: la mayor sequía en los últimos 60 años, una buena zafra después, pero luego la mayor inundación en 50 o 60 años. Y ahora una crisis de precios internacionales que no se veía en 20 años”, relató.

El impacto combinado deterioró la capacidad financiera y operativa de muchos productores, que hoy enfrentan costos altos, precios deprimidos y deudas acumuladas. “No es que somos malos produciendo, pero tuvimos catástrofes climáticas una detrás de otra y ahora una cuestión de precios totalmente ajena a nosotros”.

Un Estado que escucha, pero no ejecuta

Ante este escenario, los países competidores activaron políticas públicas específicas. En Paraguay, las gestiones existen, pero sin resultados visibles. Según Heisecke, la participación estatal sigue siendo mínima. “En la parte agrícola y ganadera, la participación del Estado es casi nula. Ha sido siempre el sector privado el que ha llevado adelante estas situaciones”, afirmó.

Los gremios y empresas han transmitido la urgencia al Banco Central y a las autoridades económicas, buscando refinanciaciones de largo plazo y mecanismos de alivio. Pero la respuesta todavía es insuficiente. “El gobierno te apoya en palabras. Te dicen que sí a todo, que van a acompañar. Vas al Banco Central y te escuchan, pero después te mandan a hablar con los bancos, y ahí todo queda condicionado”, cuestionó.

Heisecke remarcó además la falta de inteligencia de mercado en las instituciones públicas: “Es muy importante decir que el gobierno no conocía realmente lo que estaba pasando. Falta una lectura anticipada de los mercados, de lo que puede ocurrir, y hoy es el propio sector el que lleva esa información al gobierno”.

Riesgo de perder el arroz nacional en manos de extranjeros

Uno de los aspectos más sensibles que mencionó es la posibilidad de que, sin políticas activas, buena parte del circuito arrocero quede en manos de capitales externos, como ya ocurrió en otros rubros agrícolas y en la industria frigorífica. “Sería muy triste que termine pasando con el arroz lo que pasó con otros sectores en Paraguay. En el Este, gran parte de la producción quedó en manos de brasileños. La industria cárnica hoy está manejada por brasileños”, recordó.

Y agregó con firmeza: “Si no hay apoyo, toda esa zona del oeste y suroeste del país va a terminar también en manos de brasileños, uruguayos u otros inversores que vean oportunidad donde el productor nacional ya no puede sostenerse”.

Proyección 2025: menos área de siembra y fuerte desestímulo

La crisis ya está repercutiendo en las decisiones de siembra en toda la región. “Hoy se espera una menor área de siembra en Brasil y en Argentina, y Paraguay no será la excepción”, advirtió. “Mucha gente ya desistió. Dejó de sembrar o dejó de intentar llegar a los números que quería”.

El desestímulo es profundo y transversal. Para muchos productores, la diversificación aparece como salida, aunque no siempre es posible. “Cada vez más el productor arrocero debería explorar otros rubros como ganadería, maíz, sorgo o soja”, comentó. “Pero es muy difícil hacerlo cuando los números ya no dan y tampoco tenés el dinero para transformar tu campo”.

El resultado es un escenario donde la producción de arroz paraguayo podría caer significativamente en la próxima campaña, afectando exportaciones, actividad industrial y empleo en zonas tradicionalmente arroceras.

“Se ve un panorama muy desolador para el año que viene”, sintetizó Heisecke, dejando una sensación clara: sin medidas urgentes, el arroz paraguayo enfrenta un retroceso estructural con consecuencias duraderas.