El mercado mundial del arroz atraviesa uno de los momentos más desafiantes de los últimos años. La combinación de precios deprimidos, altos inventarios y una competencia fuertemente subsidiada desde Asia está hundiendo la rentabilidad de los productores tanto en Estados Unidos como en el Mercosur. Así lo afirmó Dwight Roberts, asesor norteamericano y expresidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz de EE.UU., en diálogo con Valor Agregado por Radio Asunción.
Roberts fue claro al abrir su análisis: “Mercosur y Estados Unidos estamos en el mismo barco”, al referirse a la presión que ejerce la oferta mundial y al deterioro de la competitividad del hemisferio occidental.
Desde su óptica, el problema “no es coyuntural”, sino “estructural y de larga duración”, por lo que la necesidad de políticas financieras adaptadas es urgente para evitar un deterioro mayor del sector.
India como el “nube oscuro” que condiciona el comercio mundial
El expresidente de la Rice Producers Association no dudó en identificar la raíz del desequilibrio global. “India manda en el mercado. Es el nube oscuro por encima de las Américas”, afirmó.
Según explicó, el gigante asiático cubre más del 40% del comercio global del arroz y terminará el año con 151 millones de toneladas acumuladas. Para Roberts, la interferencia política del gobierno indio es determinante: “Ellos deciden cuándo sube y cuándo baja el precio mundial. Prohíben exportar y el mercado se dispara; vuelven a exportar y los valores se derrumban en Tailandia, Vietnam y en todos los destinos donde competimos nosotros”.
Remarcó que se trata de un sistema de subsidios sin precedentes: “El gobierno compra entre 40 y 60 millones de toneladas por año, distribuye arroz a casi 800 millones de personas, subsidia fertilizantes, créditos, seguros, semillas y hasta el agua es gratis para buena parte del riego”.
Para Roberts, esta realidad impone una competencia imposible: “Mercosur y Estados Unidos no pueden competir con estos precios. No es que seamos ineficientes, es que estamos compitiendo contra un sistema político, no contra un mercado”.

Mercosur y Estados Unidos, atrapados entre precios bajos e inventarios altos
Las regiones sudamericanas y norteamericanas enfrentan stocks elevados y precios que siguen sin cubrir los costos. Roberts describió el panorama con franqueza: “En el Mercosur hay inventarios del año pasado y lo que viene ahora es una cosecha grande. Están preocupados. El pánico puede venir en 2026 si se enciman los stocks”.
Incluso comentó que, tras hablar con actores del sector en Uruguay, le respondieron que “no están en pánico… todavía”, aunque sí reconocen que una nueva gran cosecha podría agravar seriamente el mercado.
Sobre el comportamiento de los productores, Roberts señaló: “Están vendiendo arroz a valores muy bajos. Es una cuestión de perder dinero, pero tratando de perder lo menos posible. Eso te dice todo del momento que estamos viviendo”.
En Estados Unidos la situación no es distinta: “Sí, el productor está perdiendo dinero. Y no hay financiamiento. Eso es lo más grave”, afirmó.
A pesar de los apoyos anunciados por la Casa Blanca, fue categórico: “Esos pagos ayudan a cubrir dos o tres cuentas, pero no solucionan el problema. Jamás”.
Como consecuencia directa, anticipó un ajuste histórico: “Para 2026 vamos a reducir entre 20% y 25% el área de siembra en Estados Unidos. No hay otra salida”.
Una ecuación imposible: costos altos y precios que no acompañan
Los costos siguen altos en todo el hemisferio y los precios globales no alcanzan para cubrirlos. Roberts lo resumió en una frase contundente: “El productor no puede pagar entre 25% y 40% más en gastos de lo que recibe por su arroz. No tiene sentido. Así estamos en Paraguay, en Brasil y en Estados Unidos”.
Destacó, sin embargo, el potencial de Paraguay: “Técnicamente, Paraguay es uno de los mejores lugares del mundo para producir arroz”, pero recordó que incluso esa fortaleza no alcanza para compensar el desbalance global.

Un mercado que no muestra señales de recuperación
Consultado sobre si se trata de un fenómeno pasajero, Roberts fue directo: “Lastimosamente, no veo un panorama positivo hacia adelante”.
Señaló que nada indica que India vaya a modificar su política interna. “La distorsión viene para quedarse. No es algo que va a cambiar el próximo año ni el siguiente. Es parte de su estructura política y de su estrategia de seguridad alimentaria”.
Por eso considera que la región debe prepararse para un escenario prolongado de presión sobre precios, márgenes reducidos y necesidad de tomar decisiones estratégicas.
El rol decisivo de las políticas financieras para sostener al productor
La advertencia final de Roberts apuntó directamente a los gobiernos: “Sin herramientas financieras adecuadas, la reducción de área y la salida de productores va a ser inevitable”.
Llamó a implementar políticas de crédito, apoyo anticíclico y mecanismos que permitan atravesar una coyuntura que podría extenderse por varios ciclos agrícolas.
“Estamos todos tratando de perder la menor cantidad posible de dinero. Esa no es una estrategia sostenible”, concluyó.
