La producción de arroz en Paraguay enfrenta una coyuntura compleja, marcada por un escenario internacional de mayor incertidumbre, una corrección de precios luego de varios años excepcionalmente altos y un esquema financiero que no termina de adaptarse a la naturaleza de un rubro intensivo en capital y de recuperación lenta. En ese contexto, el presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), Héctor Cristaldo, planteó la necesidad de avanzar hacia una articulación más sólida entre el sector productivo, el Estado y el sistema financiero.

“El arroz, desde el punto de vista de la producción, tiene todavía un techo muy alto para crecer. Hoy estamos en unas 200 mil hectáreas y podríamos sembrar más de un millón”, afirmó Cristaldo en Valor Agregado, al tiempo de subrayar que el potencial está, pero que existen frenos estructurales que condicionan ese desarrollo.

Cristaldo remarcó que uno de los obstáculos históricos del arroz no está en lo técnico, sino en los prejuicios. “Siempre que se rompan ciertos mitos, como el de que el arroz ‘consume demasiada agua’. Eso es una falacia. El uso del agua está manejado con criterios técnicos y es parte del sistema productivo”, señaló.

Sin embargo, el principal freno hoy pasa por la incertidumbre del mercado y la volatilidad de los precios. “Venimos de algunos años con precios muy altos y ahora estamos viendo una desinflada. A eso se suma que hay países que salen al mercado con mercadería subsidiada, lo que distorsiona los precios y genera preocupación”, explicó el titular de la UGP.

Un negocio de alto costo y recuperación lenta

Más allá del contexto comercial, Cristaldo puso el foco en un punto central para la sostenibilidad del rubro: el financiamiento. El arroz es una producción que exige fuertes inversiones en infraestructura, riego y tecnología, costos que no se recuperan en una o dos zafras.

“El arroz tiene inversiones muy altas que no se recuperan en uno o dos años. Sin embargo, la gente está haciendo inversiones con créditos de un año y después vuelve a renovar. Eso genera mucha incertidumbre”, advirtió.

En ese sentido, destacó como positiva la decisión del Banco Central del Paraguay de flexibilizar las condiciones para la refinanciación. “Eliminar penalizaciones ayudó a que la refinanciación fluya de manera más dinámica”, reconoció, aunque aclaró que eso no resuelve el problema de fondo.

Créditos más largos para un flujo de caja realista

Para Cristaldo, el gran desafío es avanzar hacia productos financieros de mayor plazo, que se ajusten al ciclo real del negocio arrocero. “Necesitamos créditos por lo menos a cinco años, para que la gente pueda trabajar, hacer su flujo de caja adecuado y no estar con el Jesús en la boca”, graficó.

Actualmente, la renovación anual de créditos expone al productor a riesgos financieros constantes, incluso en campañas productivamente buenas. “No es sano para un sector que necesita previsibilidad y estabilidad para seguir invirtiendo”, sostuvo.

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Fecha 21-10-2019 18:10

Articulación institucional como clave

Consultado sobre quién debería impulsar este cambio estructural, Cristaldo fue claro en que no se trata de una sola institución. “Esto tiene que surgir de una propuesta conjunta entre el sector público y el sector productivo”, afirmó.

En ese esquema, mencionó al Ministerio de Agricultura y Ganadería como actor clave en la formulación de políticas, y al Banco Central como responsable de transferir lineamientos al sistema financiero. “Uno de los caminos es canalizar recursos vía la AFD, para fondear al sistema financiero y que los productores tengan líneas de crédito de largo plazo realmente habilitadas”, explicó.

La visión de la UGP se alinea con lo que vienen planteando referentes internacionales del sector, que advierten sobre la necesidad de políticas financieras específicas para sostener producciones estratégicas como el arroz, especialmente en contextos de mayor competencia global y márgenes más ajustados.

Con potencial productivo probado, capacidad de expansión y un rol clave en la diversificación agrícola del país, el arroz paraguayo enfrenta ahora el desafío de contar con un andamiaje financiero acorde. La articulación público-privada aparece como una condición indispensable para transformar ese potencial en crecimiento sostenido.