El sector agrícola paraguayo cierra un año particularmente dinámico y observa con optimismo el horizonte productivo, en un contexto marcado por desafíos tanto a nivel internacional como nacional. Desde la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), sostienen que el país avanza de manera sostenida hacia una mayor capacidad productiva, con la mirada puesta en alcanzar, en el mediano plazo, las 15 millones de toneladas de soja.

En este escenario, José Berea, presidente de Capeco, afirmó que “fue un año realmente muy movido”, y que las perspectivas generales son favorables. No obstante, remarcó que el crecimiento del sector estará acompañado de importantes desafíos, especialmente en materia de comercio exterior y acceso a mercados.

“Como siempre, a nivel internacional enfrentamos las reglamentaciones de la Unión Europea, el acuerdo entre la UE y el Mercosur, y la necesidad constante de abrir nuevos mercados. No podemos depender únicamente de dos destinos, tanto en soja como en maíz. No es una tarea sencilla, pero desde la Cámara trabajamos permanentemente con ese objetivo”, expresó.

Asimismo, el titular de Capeco enfatizó que el principal desafío estructural sigue siendo el incremento gradual de la producción. Según indicó, Paraguay cuenta hoy con una base sólida en toda la cadena agroexportadora. “Creemos que el país tiene la capacidad: productores, acopiadores, cooperativas, exportadoras, puertos, barcazas y obras de infraestructura como el nuevo puente con Brasil, que, si bien no tendrá un impacto inmediato en las cargas, sí lo hará en el corto plazo. Todo esto nos permite avanzar hacia la meta que venimos planteando desde Capeco, las 15 millones de toneladas de soja y 10 millones de maíz, además de seguir fortaleciendo el programa de trigo”, subrayó.

En cuanto a la campaña agrícola actual, Luis Cubilla, asesor agrícola de Capeco, explicó que la siembra se adelantó significativamente este año. Detalló que cerca del 65 % del área nacional se implantó en el mes de septiembre, con condiciones hídricas muy favorables. Sin embargo, advirtió que las bajas temperaturas afectaron el desarrollo inicial de los cultivos.

“El productor sintió el impacto de las temperaturas bajas, sobre todo en las madrugadas. El suelo se mantenía frío incluso a media mañana, lo que fue restando potencial a las expectativas de altos rendimientos que se tenían tras las buenas precipitaciones de septiembre”, señaló.

Finalmente, Cubilla aclaró que, si bien no se prevé una campaña negativa, las productividades no alcanzarán los niveles inicialmente esperados. “No hay un quiebre en las productividades, pero sí una merma respecto a lo que se podría haber logrado con temperaturas más favorables. No fue una primavera típica y eso limitó las posibilidades de una zafra excelente; será más bien una campaña normal”, afirmó.