El mercado internacional de la soja transita semanas de recuperación, con referencias que volvieron a ubicarse por encima de los US$ 420 por tonelada para julio 2026, el contrato que sigue de cerca Sudamérica.
Sin embargo, para el analista internacional Federico Morixe, el repunte no garantiza una tendencia firme hacia adelante. La evolución climática en la región y la dinámica comercial entre Estados Unidos y China podrían definir un giro importante en los precios.
“Esta recuperación es una linda oportunidad, pero todavía no está todo dicho. Hay mucho en juego, tanto en la negociación política entre Estados Unidos y China como en el clima de Sudamérica”, explicó.
El clima en Sudamérica, el factor dominante
La posibilidad de que Brasil, Paraguay, Argentina y Bolivia concreten una excelente campaña vuelve a ser una variable central en la construcción de precios.
Morixe recordó que la región “viene agregando entre 4 y 5 millones de toneladas de soja por año”, un crecimiento que, si el clima acompaña, podría llevar la producción a 240–250 millones de toneladas.
“A mayor oferta, los precios tienden a bajar porque el consumo no crece al mismo ritmo que la producción”, señaló, comparando la situación con episodios como 2018–2019, cuando la combinación de superproducción y la guerra comercial presionó fuertemente las cotizaciones.
China y Estados Unidos, una pulseada que impacta en Chicago
Uno de los elementos más sensibles es el cumplimiento, o no, del compromiso de compra de China a Estados Unidos.
Según Morixe, el gigante asiático habría prometido adquirir 12 millones de toneladas, inicialmente hasta diciembre, pero la ventana ahora se extendió hasta febrero.
Sin embargo, las compras reales se ubican muy lejos de ese volumen. “China está comprando 2, 3, 4 millones… Si ese pacto no se cumple, el mercado lo va a castigar”, advirtió.
Bajo ese escenario, el analista planteó un ajuste posible de US$ 50 por tonelada, desde los actuales US$ 420 hacia US$ 370, especialmente si Sudamérica confirma un volumen récord.
Más producción, más trabas
El analista también alertó sobre los efectos secundarios que se activan cuando la oferta global crece: exigencias ambientales, regulaciones y otros mecanismos que afectan la competitividad.
“Cuando hay mucha producción, los compradores buscan poner trabas. Puede salir cualquier barrera, desde trazabilidad hasta normas de deforestación como el EUDR con Europa”, señaló.
De todos modos, enfatizó que son exigencias inevitables: “No hay que pelearse; es una obligación que hay que cumplir”.
Mercado climático: semanas decisivas
De acuerdo con Morixe, el mercado entra ahora en una etapa donde cada pronóstico climático puede alterar el rumbo.
“Si hay buen clima, todos se ponen más vendedores. Si el clima se complica en Brasil o Argentina, la oferta cae y los compradores activan demanda en Sudamérica y también en Estados Unidos”, explicó.
Ese escenario podría dar soporte a Chicago y a las bases, impulsadas por una demanda más activa.
Expectativas de precios: ¿es sostenible el nivel actual?
Con un contrato julio 2026 operando en torno a US$ 420, Morixe se mostró cauto sobre la capacidad del mercado para sostener valores arriba de la barrera de los US$ 400 en el mediano plazo.
“Si el clima viene bien en toda Sudamérica, es difícil que se sostenga este nivel. Le doy un 90% de chances a que los precios puedan bajar”, afirmó.
Pero también marcó la contracara: “Si se empiezan a ver recortes productivos en Brasil y Argentina, y la región baja de los 242 millones a 238 o 230 millones de toneladas, ahí sí el precio podría recuperar terreno”.
