Las posibilidades de superar el techo histórico de rendimiento de la soja en el país dependen de varios factores, entre ellos la incorporación de nuevas tecnologías, un manejo agronómico adecuado y condiciones climáticas favorables.
La producción nacional se ha mantenido estable en torno a los 10 millones de toneladas, con rendimientos promedio de 2.800 kilos por hectárea. Para Roberson Almeida, productor agrícola de Los Cedrales, Alto Paraná, superar esa barrera es posible, aunque está condicionado a varios factores.
“Depende del clima. Si el clima es favorable, con las nuevas biotecnologías y variedades de soja que están entrando, no va a ser un problema pasar ese techo. Estoy seguro de que si el clima se mantiene bien, seguramente vamos a tener un récord”, aseguró en entrevista con Valor Agro.
El productor resaltó que el potencial productivo está presente en las zonas sojeras del país, pero que el rendimiento máximo depende de múltiples factores. Entre ellos, el más determinante es el clima, seguido por el buen manejo agronómico, la elección de variedades adaptadas y el uso eficiente de tecnologías disponibles.
“Todos los agricultores están cuidando e intentando alcanzar el mejor potencial productivo de las variedades. Donde se produce soja, hay potencial para mucho más”, manifestó.
Almeida subrayó el rol de las nuevas herramientas disponibles para el productor. La incorporación de biotecnología, variedades mejoradas y prácticas sostenibles puede marcar la diferencia en la campaña actual, especialmente si se combina con un clima que acompañe durante las etapas críticas del cultivo.
“Hoy, con las nuevas tecnologías, la producción puede despegar. Pero siempre decimos como los ingenieros agrónomos: depende. El clima manda”, expresó.
El entusiasmo del sector se ve reflejado en el compromiso creciente de los productores por mejorar cada campaña, apostando por más conocimiento técnico, uso racional de insumos y eficiencia en el manejo.
Trazabilidad. Además del foco en la productividad, se refirió al avance del sistema de trazabilidad voluntaria para exportar soja a la Unión Europea. Si bien lo considera positivo, advierte que requiere un esfuerzo colectivo.
“No basta que dos o tres productores cumplan. Tiene que ser algo nacional. No podemos tener soja de una zona que cumple y otra que no. Todo tiene que ser igual, todo es amarillo, todo es redondo”, dijo, con tono reflexivo.
El sistema permitirá acceder a un plus económico para quienes logren cumplir los estándares, pero implica desafíos importantes: respetar normativas ambientales, evitar zonas de riesgo, y adaptarse a nuevas exigencias.
“Nosotros ya estamos certificados, pero para muchos es difícil. Son muchas reglas, muchas cosas que uno tiene que dejar de hacer. Si se logra entre todos, va a ser una linda oportunidad”, concluyó.