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Raphael Monteiro: “Si la vaca no pare biológicamente, tiene que parir de manera matemática”

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Raphael Monteiro: “Si la vaca no pare biológicamente, tiene que parir de manera matemática”

La preparación de los vientres para los servicios se ha convertido en uno de los puntos más estratégicos dentro del negocio ganadero. En un escenario donde el ternero vale entre 20.000 y 30.000 guaraníes el kilo y las perspectivas de precios se mantienen firmes, la mirada técnica y económica sobre el estado corporal de las vacas resulta clave para decidir si conviene prepararlas para reproducir o engordarlas para la faena.

Así lo explicó Raphael Monteiro, director de Nutroeste Nutrición Animal, durante una entrevista con Valor Agregado en el marco del Congreso del CEA, donde destacó que “no hay misterio: la preparación de la vaca es estado corporal”.

Monteiro fue contundente al señalar que ninguna vaca con mal estado corporal va a preñar, sin importar los protocolos hormonales, la inseminación o la monta natural.

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“Una vaca flaca tiene otra prioridad: sobrevivir. Y si su prioridad es mantenerse viva, no va a tener nuestra prioridad, que es preñar”, expresó.

Por eso, explicó, la recuperación del estado corporal es el primer paso en cualquier programa de reproducción. Ese proceso se logra con manejo de pasturas, buena disponibilidad de forraje y, si es necesario, el uso de suplementos, pero siempre entendiendo que el suplemento no reemplaza al alimento.

“El alimento es pasto, es silo, es fardo. Si tengo que reemplazar el pasto con suplemento, la cuenta no cierra. Ahí empezamos a perder plata”, advirtió.

Decisiones con base económica

Monteiro introdujo un enfoque económico claro para definir el destino de las vacas según su condición. Explicó que recuperar una vaca flaca cuesta aproximadamente 450.000 guaraníes, y llevarla a punto de faena, alrededor de 900.000 guaraníes.

Esa misma vaca, una vez terminada, puede generar entre 7,5 y 7,9 millones de guaraníes, dejando una ganancia neta de 1,2 a 1,3 millones.

“Con lo que me genera una vaca gorda, puedo comprar una vaca parida. Por eso hay que separar necesidad de deseo: mi deseo es que mi vaca pare, pero si está flaca y me cuesta mucho recuperarla, tengo que hacerla parir de manera matemática”, explicó.

Monteiro denomina así, “parir de manera matemática”, a transformar una vaca improductiva en un ingreso que permita reponer el rodeo con una vaca preñada o parida, garantizando la continuidad del sistema sin pérdidas económicas.

El equilibrio entre biología y gestión

El Director de Nutroeste Nutrición Animal insistió en que la toma de decisiones debe basarse en la combinación entre biología y economía. Si el costo de recuperación es bajo y existe buena disponibilidad de pasto, conviene invertir en la reproducción. Pero si el costo es alto y la condición corporal está comprometida, el camino más rentable es el engorde y la posterior reposición.

“Vaca con buen estado corporal, barata de recuperar: a reproducción. Vaca con bajo estado corporal, cara de recuperar: a faena. Es simple, es matemática aplicada a la ganadería”, resumió.

Gestión para producir más y perder menos

Monteiro subrayó que la ganadería actual exige una mirada cada vez más gerencial. Las decisiones sobre nutrición, manejo y reproducción deben estar alineadas con la rentabilidad del negocio.

“El productor tiene que saber discriminar bien qué vacas preparar para producir un ternero y cuáles llevar a la industria. Hoy los dos caminos pueden dejar buenos resultados, pero hay que saber cuál es el más eficiente para cada caso”, sostuvo.

Con un mercado firme para el ternero y precios atractivos para la vaca gorda, el desafío pasa por gestionar con criterio técnico y económico cada vientre del rodeo.

La clave, según Monteiro, es clara: “Si la vaca no puede parir biológicamente, que pare de manera matemática. Lo importante es que la empresa ganadera no pierda productividad ni capital”.