En un contexto productivo desafiante y con mercados internacionales volátiles, el agregado de valor se consolida como una herramienta clave para mantener la competitividad del sector algodonero. La industrialización y la diversificación de productos permiten ampliar los ingresos y reducir la dependencia exclusiva del algodón en rama.
Desde la Cooperativa Chortitzer, su gerente de Planta Algodonera, Oliver Wiebe, destacó que la estrategia industrial busca aprovechar integralmente el cultivo. “Hoy en día el 99 % de la fibra se exporta, mientras que la semilla se destina en parte a la exportación y en parte a la industria local”, explicó.
Además de la comercialización tradicional, la cooperativa avanzó en la transformación de la semilla de algodón. “Una parte la procesamos nosotros mismos, extraemos el aceite y también vendemos a otras industrias aceiteras”, señaló Wiebe. Este proceso permite diversificar los destinos del producto y fortalecer la integración industrial de la cooperativa.
Uno de los avances más recientes fue el lanzamiento de un aceite vegetal agrícola destinado a fumigaciones. “Lanzamos nuestro propio coadyuvante, aceite vegetal agrícola para uso agrícola, y está teniendo una buena aceptación en el mercado local”, indicó.
En un escenario complejo para el sector, la industrialización y la diversificación se posicionan como pilares estratégicos. Dar valor agregado a los productos no solo mejora la resiliencia de la cadena algodonera, sino que también abre nuevas fuentes de ingresos, incluso en años productivamente complicados.
