Carlos Osorio, director y gerente general de Granos & Nutrición, aseguró que el momento actual de la ganadería paraguaya presenta más oportunidades que desafíos. A pesar de los altos precios de la reposición que ajustan los márgenes del invernador, la relación entre el valor de la carne y el costo de los alimentos ofrece una ventana de crecimiento económico si se apuesta a producir animales más pesados.
“El productor tiene que hacer números y mirar la ecuación completa. Hoy el ganado vale bien en todas las categorías y los insumos están baratos. Esa combinación no se da siempre. Por eso, hay que aprovechar el momento para dar más comida y sacar animales más pesados”, subrayó Osorio en diálogo con Valor Agregado.
El Director de Granos & Nutrición explicó que la coyuntura global de precios marca una tendencia firme para la carne bovina. “Todos los países productores están viendo subas. Hay menos oferta de hembras, la faena empieza a restringirse y eso empuja los valores al alza. No hay señales de una baja estructural en el precio del gordo”, destacó.
En contrapartida, el costo de los suplementos energéticos y proteicos, como maíz, burlanda o harina de soja, se encuentra en niveles históricamente bajos. “Hoy con un kilo de carcasa compramos 26 kilos de maíz. Y si hacemos la cuenta técnica, necesitamos unos 10 kilos de balanceado para producir un kilo de carne. Es una relación 26 a 1, muy positiva. Entonces, ¿por qué no transformar ese maíz barato en carne y mejorar la facturación?”, planteó.
Osorio afirmó que la única manera de compensar el alto costo de la reposición es acelerando el proceso productivo. “El ternero vale mucha plata, pero si lo hago ganar peso más rápido con comida barata, mi costo por kilo producido baja. Es una cuenta sencilla que deja resultados concretos”, expresó.
De vender animales a vender kilos de carne
El especialista insistió en un cambio de mentalidad dentro del negocio: “Los ganaderos no venden terneros, venden kilos de carne. Y cuando el kilo de carne vale bien y la comida está barata, hay que producir más kilos. El mundo necesita carne y está pagando por ella”.
Para Osorio, el camino está en mejorar los pesos de faena. Explicó que hoy, muchos frigoríficos reciben animales de entre 430 y 450 kilos, cuando podrían llegar perfectamente a 500 o 550 kilos con una estrategia de suplementación eficiente. “El frigorífico paga más por animales pesados, bien terminados y con mejor rinde. No solo por el peso, sino por la calidad del corte. Es plata que el productor está dejando sobre la mesa”, enfatizó.
Según sus cálculos, aumentar 50 kilos por animal representa una diferencia significativa en ingresos, y más aún si se considera que los animales más pesados tienen un mayor rinde de carcasa. “No son solo 25 kilos más de carne, son más de 25 porque el rinde mejora. Y eso se traduce en dinero real”, agregó.
Un contexto favorable para acelerar los sistemas
Osorio reconoció que el desafío pasa tanto por lo técnico como por lo cultural. “Hay que planificar, hacer números y tomar decisiones más rápidas. El productor que tiene pasto y suplemento disponible está en condiciones de darle velocidad al sistema y mejorar su rentabilidad”, afirmó.
En ese sentido, explicó que la suplementación estratégica en recría y terminación es hoy la herramienta más eficiente para diluir los altos costos de compra. “Si compré un ternero caro, tengo que hacerlo más eficiente y rentable. Y la única forma de lograrlo es dándole velocidad y más kilos”, sostuvo.
Además, apuntó que la tendencia internacional también empuja a acelerar los procesos. “En Estados Unidos, Brasil, Uruguay o Paraguay, todos los sistemas están buscando lo mismo: más velocidad y más eficiencia. Porque el que produzca más kilos por animal va a ganar más plata”, indicó.
Proyección positiva: “El ciclo 2025-2027 será muy bueno”
Osorio se mostró optimista con respecto al escenario que viene. “Todo indica que los años 2025, 2026 y 2027 van a ser un ciclo positivo para la ganadería. El mundo está con falta de carne, principalmente bovina, y los grandes países productores están reduciendo la faena de hembras. Eso inevitablemente llevará a precios más altos”, explicó.
Para dimensionar la magnitud del fenómeno, citó un dato del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA): “Solo Estados Unidos proyecta 250.000 toneladas menos de carne bovina para el próximo año, lo que equivale prácticamente a todo lo que exporta Paraguay en nueve meses. Es un volumen enorme que va a faltar en el mercado mundial”.
En ese contexto, Osorio concluyó con un mensaje claro: “Hay que aprovechar este momento para poner más kilos en los animales, acelerar los procesos y traer más plata al bolsillo del productor”.