Guillermo Campet | Valor Agro
Soplan otros vientos en la ganadería… El mundo está con una mayor demanda de carne, se anima a pagar más y eso se refleja en números altos en la faena de vacunos, proyecciones históricas para la exportación de proteína bovina en 2025 y precios por las haciendas en niveles pocas veces vistos en el país.
Y para agregar más adrenalina a esto, muchos creen que este escenario se podría seguir fortaleciendo… acompañado de señales globales que lo respaldan, como las oportunidades que se abrieron para Paraguay en Estados Unidos.
Sin embargo, hay muchos que, aunque saben que el ánimo actual es muy optimista, piensan que la ganadería está en jaque. Por suerte solo en jaque, y no en jaque mate.
La falta de previsibilidad en el mercado ganadero, que genera incertidumbre (una palabra letal en los mercados), es el principal fundamento del sector primario por el retroceso del sector; que además se encontró con cuatro años de déficit hídrico.
Bajos resultados económicos, bajas posibilidades de inversión y bajas generales en la producción ganadera del país.
Recientemente el Presidente del Senacsa aseguró que Paraguay no está preparado para exportar y sostener niveles cercanos a las 400 mil toneladas, y apuntó al desafío de trabajar en aumentar el stock bovino del país.
En los últimos cinco años el país perdió más de 1 millón de cabezas, una retracción del 7%.
Si bien se prevén buenos servicios para esta primavera, hay convencimiento general que el stock bovino volverá a bajar a principios de 2026 y recién la tendencia cortará en 2027, donde se prevé un crecimiento con el carimbo 7.
Hablemos de algunos números generales pero importantes. Tradicionalmente Paraguay produce un aproximado promedio de 2,5 millones de terneros al año, con unos 5 a 5,5 millones de vientres disponibles para producción.
Si bien en el último año Paraguay aumentó 1% la tasa de marcación haciendo una relación de vientres y terneros, la realidad es que ese porcentaje no se generó por la eficiencia del sistema, sino que hubo un mayor descarte de vientres y la producción de terneros fue menor a la del año anterior.
Por eso el disparador… aumentar 1% la producción real de terneros. Eso implicaría que el sector primario debería producir entre 50.000 y 55.000 terneros más (sobre ese número tradicional de vientres en producción).
Ese aumento real en la producción de terneros tendría impactos altos en los ingresos de la cadena del sector primario.
Si consideramos un peso carcasa mínimo para la faena en 205 kilos (210 para los machos y 200 para las hembras) y a un valor promedio del ganado de US$ 4,05 a la carne (entre lo que vale el macho y la hembra), el sector podría aumentar la facturación en más de 45 millones de dólares.
Quizás muchos puedan decir que estos precios del ganado son coyunturales y pocas veces se llegaron a ellos, pero esa misma producción a US$ 3,20 por kilo carcasa generaría más de 36 millones de dólares.
Los números son impactantes. Está el desafío de mirar a futuro y las oportunidades que se pueden captar. La realidad demuestra que se mantiene el grado de desconfianza del productor por los movimientos del mercado y muchos están prefiriendo vender vientres (hoy una vaca por encima de los US$ 1.000 en frigorífico) y hacer caja, que pensar en un crecimiento en ganadería. Incluso, en algunos casos, vendiendo vientres preñados, una doble pérdida.
Cómo se reconstruye el stock, quizás la interrogantes pueden ser muchas. Es un tema apasionante y para discutir, como tantos otros que están presentes en la mesa en este momento.