En el actual contexto de precios firmes para la hacienda, tanto en el mercado interno como en la exportación, se observa una reactivación del interés por la ganadería de cría.

Este escenario no solo estimula la actividad comercial, sino que también genera un efecto directo en el comportamiento del productor, que ve en este momento una oportunidad concreta para invertir y crecer.

Así lo indicó Carlos Huidobro, director de Tropeando, en contacto con Valor Agro quien analiza este fenómeno y lo resume de manera clara.

“El productor, cuando los precios acompañan, siempre como que se entusiasma más. Invierte más en todo lo que sea inseminación artificial, compra de buenas pajuelas, buenos reproductores. Amplía su área destinada a la ganadería, e inclusive, de repente, parcelas que tenía asignadas para otros rubros vuelven a poblarse con ganado. Y eso es muy bueno”, señaló.

La mejora en los valores de reposición, con diferencias de hasta un 30% sobre el precio del ganado gordo, está generando un clima de confianza.

Según Huidobro, esta rentabilidad impulsa decisiones estratégicas que fortalecen no solo al productor individual, sino a toda la cadena ganadera. La compra de genética de calidad, la planificación forrajera y la rehabilitación de áreas antes relegadas o destinadas a otros fines son algunos de los efectos más visibles.

Además, este contexto está permitiendo que muchos productores vuelvan a apostar por la cría. “Más vientres en el campo significa mayor producción de terneros y un fortalecimiento de la base del sistema ganadero”, señaló.

Sostuvo que la tendencia también se refleja en las ferias, donde se ve una alta dinámica en la adquisición de reproductores, tanto machos como hembras. Esto indica no solo movimiento comercial, sino una intención clara de mejorar los rodeos desde el punto de vista genético.

“Cuando el negocio da señales claras de rentabilidad, el productor responde con compromiso, apostando a mejorar su producción y a expandirse”, alegó.