El sector ganadero enfrenta un momento de oportunidades, aunque marcado por la necesidad de tomar decisiones estratégicas con cautela. Las condiciones climáticas excepcionales durante el último ciclo dejaron pasturas en óptimo estado y suelos bien abastecidos de humedad, mientras que los precios locales se mantienen competitivos.
Sin embargo, la volatilidad del negocio cárnico exige que los productores cuenten con previsibilidad antes de realizar inversiones significativas. La combinación de un mercado internacional demandante y un contexto productivo favorable define hoy el ánimo y las decisiones de quienes manejan la ganadería en la región.
“Hay una demanda muy importante del consumidor americano, no solo de carne vacuna, sino también aviar y porcina”, señaló a Valor Agro Carlos Passerieu, gerente financiero y comercial de Palmeiras S.A. Esa fuerte presión del mercado estadounidense beneficia directamente a los países proveedores, Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay, y sostiene buenas expectativas de precio para el mediano plazo.
“La demanda de proteína es muy alta y eso está favoreciendo a los mercados que proveen a ese país. En el mediano plazo vamos a ir viendo mejoras en los valores”, estimó.
En este contexto, la clave para el productor chaqueño es la previsibilidad. “El ganadero, para tomar decisiones de inversión, tiene que estar seguro; tiene que haber previsibilidad de que su rentabilidad va a estar dentro de lo esperado”, subrayó.
Así, las decisiones se dividen entre amortizar deudas acumuladas y destinar recursos a infraestructura y mejoras productivas, siempre que exista estabilidad en el mercado y en los precios. “Si el productor siente estabilidad, invierte; si no, frenará”, manifestó.
Destacó que el clima, que acompañó de manera excepcional este año, refiriéndose específicamente al Chaco, y los precios locales todavía rentables refuerzan este escenario positivo. Las lluvias de marzo y abril superaron en más de 400 mm los registros históricos, saturando los suelos y dejando un invierno casi primaveral.
“Entramos a un otoño con humedad y tuvimos un invierno casi primaveral”, recordó Passerieu. Los pastizales desbordaron, con campos verdes durante todo el invierno, favoreciendo la recría y la recuperación de vientres, con expectativas de preñez mejores que el año anterior.
Sostuvo que, los precios, pese a algunas fluctuaciones recientes, se mantienen competitivos: US$ 4,20/kg a pasto y US$ 4,40/kg en confinamiento, “valores que cubren los costos de producción y dejan rentabilidad”.
Sin embargo, la volatilidad sigue presente. “El precio lo fijan los frigoríficos; pueden bajar más o pueden subir. Es una ruleta rusa”, expresó.
