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De Achával plantea que Sudamérica debe avanzar en el uso de hormonas para sostener competitividad global en carne bovina

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De Achával plantea que Sudamérica debe avanzar en el uso de hormonas para sostener competitividad global en carne bovina

En un escenario de retracción de stock bovino, menor disponibilidad de hacienda y una demanda internacional de carne firme, el debate sobre el uso de hormonas y promotores de crecimiento vuelve a escena en Sudamérica. Y lo hace de la mano de una de las voces más escuchadas del sector: Miguel de Achával, CEO de Inversora Juramento de Argentina y referente regional en producción e industria cárnica.

Durante el seminario “Atributos de Calidad”, organizado por Angus Uruguay, Achával fue directo: Sudamérica está quedándose atrás frente al mundo por no utilizar plenamente tecnologías aprobadas y ampliamente aceptadas en los principales mercados globales. “Yo creo que es algo que nos queda en Sudamérica. No sé por qué a veces nos da vergüenza hablar, no sé por qué no lo usamos”, señaló.

Sudamérica frente a un mundo que ya adoptó la tecnología

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Para Achával, la discusión sobre el uso de hormonas y betagonistas se ha distorsionado por regulaciones europeas que no representan al grueso del mercado mundial. Recordó inconsistencias de política comercial que él mismo considera inexplicables: “Veo, por ejemplo, que Chile importa carne de Estados Unidos y no permite uso de hormonas. Nosotros importamos carne de cerdo de Brasil, que usa ractopamina, y no podemos usar. Pero comemos carne con eso”.

El ejecutivo fue más allá sobre la influencia europea en el diseño de las estrategias regionales. “Hay un tema comercial, al cual le echo fuertemente la culpa a Europa”, afirmó, destacando que es un continente que importa volúmenes marginales de Sudamérica.

“De Europa importan tres países: Alemania, Holanda e Italia un poco, pero el resto muy poquito. Menos de 300 mil toneladas. Chile, que está al lado mío, importa 280 mil”, cuestionó el empresario.

La frase que más resonó en la sala fue la que graficó el mapa de poder: “Vivimos en un mundo donde Estados Unidos inventa, China copia y Europa controla”.
Según Achával, la región ha cometido un error estratégico al “haber dependido tanto de Europa y no haber abierto el mercado de lo que producimos al mundo”.

El promotor de crecimiento como herramienta y no como amenaza

De Achával fue categórico al defender el uso de estas tecnologías como instrumento de eficiencia, sostenibilidad y competitividad. “El promotor de crecimiento es un instrumento que sin lugar a dudas hay que usarlo. El mundo lo usa, salvo Europa. No conozco ninguna otra parte del mundo que no lo use, hasta China lo acepta”.

Recordó que los principales mercados de alto valor, Japón, Corea y China en la categoría de alimentos a granos no presentan restricciones y pagan por calidad. Por eso la pregunta que lanzó incomodó a más de uno: “¿Por qué me inmolo por un mercado en decadencia como es el mercado europeo?”.

Clasificación de la carne: el otro eslabón clave

Achával insistió en que el uso de promotores de crecimiento debe ir acompañado de un sistema serio de clasificación de la carne, que permita segmentar oferta y cumplir con lo que el mercado exige. “Para darle a cada cliente lo que necesita tengo que clasificar. El que quiere marmoleo tendrá marmoleo; el que no quiere marmoleo, se separa. Pero si meto lo bueno en una bolsa y todo el resto en otra, no llego adonde queremos llegar”.

La diferenciación, sostuvo, es condición para capturar valor y para insertarse con éxito en un mapa comercial donde los grandes compradores ya conviven sin prejuicios con estas tecnologías.

Un debate que toca a toda la región

Las declaraciones del empresario argentino llegan en un momento donde Paraguay, Uruguay, Brasil y Argentina enfrentan menor oferta de ganado, costos productivos crecientes y mercados exigentes que piden más carne, más calidad y más eficiencia.

Mientras los países sudamericanos siguen discutiendo internamente, el resto del mundo, excepto Europa, opera con promotores de crecimiento como estándar. Achával propone que la región deje atrás los complejos, revise sus estrategias comerciales y adopte una mirada pragmática orientada a la competitividad global.

Su mensaje final fue claro: Sudamérica no puede seguir renunciando a herramientas válidas mientras compite en un mercado cada vez más ajustado en oferta y más demandante en calidad.