DBO | “El año 2024 se vio marcado por las fuertes oscilaciones en los precios del ganado gordo”, destacó el Centro de Estudios Avanzados en Economía Aplicada (Cepea-Esalq/USP).
Durante el primer semestre, los valores del ganado gordo mostraron una tendencia a la baja y, a principios de junio, el Indicador CEPEA/B3 (del estado de São Paulo) cerró en R$ 215,30, el mínimo del año.
Cepea argumenta que “en ese período, las pasturas estaban en malas condiciones, y muchos ganaderos incrementaron sus ventas, incluso de hembras, para reducir costos y limitar la pérdida de peso”.
Según datos del IBGE, el número de animales faenados en el primer semestre aumentó 21,2% en comparación con el mismo período de 2023.
Mientras tanto, las exportaciones avanzaban a buen ritmo, con unas 250 mil toneladas al mes. “Era un momento muy bueno para los frigoríficos y muy difícil para los productores ganaderos”, afirmó Cepea.
En agosto, la situación de los productores ganaderos comenzó a cambiar. Los frigoríficos pasaron a demandar con mayor intensidad nuevos lotes de animales para faena, ofreciendo precios cada vez más altos.
Este contexto provocó un alza repentina en el valor de la arroba, lo que también impulsó los precios de la reposición. En el caso de la carne, la demanda interna se intensificó y las exportaciones continuaron con fuerza: la valorización del dólar estimulaba las ventas externas.
No obstante, en la última semana de noviembre, los frigoríficos retrocedieron en la compra de ganado y los precios comenzaron a caer con fuerza en el mercado interno. En la primera quincena de diciembre, la desvalorización del ganado gordo ya alcanzaba el 11% en reales.