La nueva campaña agrícola en el Chaco se perfila con un fuerte impulso para la producción de maíz, principalmente por la creciente demanda del sector ganadero.
Mientras la soja sigue siendo el cultivo predominante, el maíz se consolida como un jugador estratégico para aprovechar el auge de la ganadería, garantizando la conversión del grano en proteína animal y contratos con productores locales.
Marcos Kain, director de SGA, explicó que la región chaqueña ha avanzado en eficiencia agronómica y rotación de cultivos, pero que la clave está en alinear la producción agrícola con las oportunidades del mercado ganadero. “El maíz para nosotros es el mejor antecesor para la soja, pero el peor en cuanto a resultado económico. Entonces, con el maíz se abre una beta muy importante por el buen momento que está teniendo la ganadería”, señaló.
Según destacó, poder asegurar contratos futuros de maíz con ganaderos zonales hace atractivo este cultivo, tradicionalmente de lenta comercialización, y permite colocar volúmenes de forma más eficiente, ya sea para uso propio del ganadero o pasarle ese maíz a un tercero, a un confinador.
“El poder aprovechar este boom ganadero de convertir ese maíz en proteína animal hace atractivo a poder aportar más a este cultivo”, manifestó.
El directivo también destacó la importancia de la rotación y la planificación de siembra. Actualmente, entre maíz y sorgo, la rotación representa apenas el 20 y 21% del área total, mientras que la soja ocupa cerca del 40 y 45%.
“En algún momento se puede producir un quiebre de los lotes que en el Chaco son lotes jóvenes, pero para la maduración agronómica necesitamos rotar con maíz. Es un buen año para poder meter maíz sabiendo que lo vamos a poder colocar al ganadero local”, agregó.
El optimismo del sector se sostiene además en la diversificación de cultivos y la estabilidad agronómica.
Si bien, el girasol y poroto mungo ganan espacio por su estabilidad y mercado asegurado, el maíz destaca por su papel estratégico en la cadena ganadera, convertir grano en carne a precios atractivos y garantizar volumen de venta.
Insistió en que esta relación entre producción agrícola y ganadería permite al productor aprovechar el boom del sector y planificar de manera eficiente, pese a la volatilidad de precios históricos que caracteriza al maíz.
La campaña chaqueña proyecta así un crecimiento de áreas de soja, girasol y mungo, mientras que cultivos como algodón y sésamo registrarán caídas debido a los altos costos de producción y la inestabilidad de comercialización internacional. En este contexto, el maíz emerge como un aliado clave del productor, conectando la eficiencia agronómica con la oportunidad que brinda la ganadería en auge.
