Acortar los ciclos productivos se ha convertido en el eje central para aumentar la eficiencia y la rentabilidad del negocio ganadero. Así lo sostiene Elías Saad, asesor genético de establecimientos ganaderos y propietario de Saad Mejoramiento Genético, quien destaca que este enfoque es posible gracias a un conjunto de avances en genética, nutrición, manejo y sanidad.
En el contexto actual de la ganadería, subraya que es imprescindible avanzar hacia sistemas más eficientes. Señaló que la clave está en la alimentación como herramienta estratégica.
“Con los precios, con los impuestos, con todos los costos que conlleva producir, tenemos que ser mucho más eficientes. Y con la alimentación se logra bastante en ese sentido. Por eso, cada vez las terneras y vaquillas entran a servicio a edades más tempranas, ayudadas por el aporte nutricional que hoy nos brinda la agricultura”, remarcó.
Y añadió: “Nosotros estamos sirviendo vaquillas a los 12, 13, 14 o 15 meses. Yo creo que ese es el camino, acortar los ciclos para aumentar la rentabilidad del negocio ganadero”, apuntó.
Frente al desafío de producir más terneros y encarar con éxito los servicios de primavera, reconoció que la ganadería viene de atravesar años muy difíciles, con una racha negativa que se ha extendido por al menos cinco años. Sin embargo, se mostró optimista respecto al ciclo actual.
“Realmente venimos de años bastante difíciles, pero todo indica que este año va a ser diferente. La ganadería está pasando por un buen momento y esperamos que esto continúe, y que podamos servir la mayor cantidad de vientres posible como para ir mejorando y aumentando de vuelta nuestro hato, que está bastante golpeado”, manifestó.
En este nuevo contexto, también destacó el dinamismo del mercado. “Hay mucha demanda de terneros y vaquillas para reposición, y muchos pedidos de toros, justamente ya pensando en ese servicio”, agregó.
En el marco de la Expo Nacional de la raza Nelore, destacó que el mejoramiento genético en la ganadería ha avanzado notablemente en los últimos 10 a 15 años, aunque es el resultado de décadas de trabajo previo.
“Hoy vemos animales mucho más precoces. La mayoría de los que llegan a faena tienen 22 o 23 meses, incluso menos. Hay animales de 20 o 21 meses. Estamos en un muy buen camino y esto es fruto de un conjunto de esfuerzos, especialmente en mejoramiento genético”, puntualizó.