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“El desafío ya no es climático, sino reponer vientres y producir más terneros”

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“El desafío ya no es climático, sino reponer vientres y producir más terneros”

Tras la histórica sequía de 2024, el 2025 ofreció un respiro para la ganadería chaqueña con lluvias que mejoraron forraje y pasturas. Sin embargo, para 2026 los desafíos ya no serán climáticos, sino económicos y de manejo del stock ganadero.

En una entrevista con Valor Agro, Marcos Sapiro, productor en Pozo Hondo, explicó que los principales retos se centran en la reposición de vientres y terneros, afectados por las ventas a precios bajos durante la sequía pasada y la limitada oferta actual. “El desafío ya no es climático, sino reponer vientres y producir más terneros”, señaló.

Alegó que la falta de oferta en categorías livianas, combinada con alta demanda, complica la planificación de cría, recría y engorde atendiendo que la dificultad radica en que muchos productores deben recomprar animales a valores elevados. “Se vendió barato durante la peor seca y ahora hay que reponer caro”, resumió.

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Esta situación afecta de manera diferente según el eslabón de la cadena. Para los criadores, el problema central es reconstruir el stock de vientres; para los recriadores, conseguir terneros en un mercado con poca oferta; y para los engordadores, afrontar el alto costo de reposición sumado a insumos de alimentación cada vez más caros.

La ganadería nacional atravesó en 2025 un año de recuperación desde el punto de vista climático, luego de un período prolongado de sequía que dejó secuelas productivas y estructurales en todo el país. Si bien las lluvias permitieron recomponer el forraje y mejorar el estado de los rodeos, el impacto de la crisis hídrica previa se tradujo en una marcada escasez de hacienda y en precios elevados que plantean nuevos desafíos para el próximo año.

“En el 2024 tuvimos una de las mayores secas de los últimos 30 años, y la diferencia con el 2025 fue brutal: el clima acompañó muchísimo”, señaló, destacando que las lluvias se extendieron incluso durante el invierno, algo poco habitual para zonas secas y semiáridas.

Las precipitaciones regulares durante gran parte del año generaron una mejora sustancial en el perfil hídrico de los suelos. “El perfil del suelo empezó a cargarse de agua y eso se pudo aprovechar en la pastura y en los animales”, explicó. Este escenario permitió una mejor recría de los terneros y una notable mejora en la condición corporal de las vacas. “La vaca llega en muy buena condición al próximo servicio y a la parición”, afirmó.

Como cierre, el productor remarcó que el próximo año será de transición y recomposición gradual. “Cada productor, según esté en cría, recría o engorde, va a enfrentar desafíos distintos”, afirmó. Con precios firmes pero poca oferta, el foco estará puesto en la eficiencia, la planificación y la administración de costos.

En campos arrendados, el negocio ganadero exige máxima eficiencia

Para Sapiro, el esquema de producción ganadera sobre campos arrendados enfrenta un escenario particularmente complejo tras los efectos acumulados de la sequía y la actual escasez de hacienda. A la necesidad de recomponer el stock se suma un contexto de costos crecientes que reduce los márgenes y obliga a muchos productores a replantear su continuidad en el negocio.

El productor de Pozo Hondo, Chaco, señaló a Valor Agro que el arrendamiento se convirtió en uno de los principales factores de exclusión. “El productor que no tiene campo propio es uno de los más golpeados”, afirmó, al explicar que muchos debieron desprenderse de vientres durante la sequía y hoy no pueden reponerlos a los valores actuales.

Como consecuencia, se observa una reducción en la cantidad de productores que operan bajo arrendamiento. “Hay muchos jugadores que salieron del negocio de arrendamiento”, señaló. Este retiro dejó mayor disponibilidad de campos, aunque con menor capacidad de inversión por parte de quienes continúan. El escenario obliga a renegociar condiciones y ajustar expectativas de rentabilidad.

De cara a 2026, Sapiro remarcó que la viabilidad del arrendamiento dependerá de una administración extremadamente ajustada. “Va a haber que hacer números muy finos para mantenerse en el negocio”, sostuvo.