Rossana Riveros| Valor Agro
Con la participación de autoridades del Senacsa, directivos del Instituto Nacional de Tecnología, Normalización y Metrología (INTN) y representantes del complejo cárnico, avanzan los trabajos para la elaboración de la Norma Paraguaya de Dressing. El objetivo es adaptar la experiencia uruguaya al contexto local, en un proceso que busca generar mayor transparencia y confianza entre productores e industriales.
El miembro de la Comisión de Carne de la ARP, Albert Gunter, comentó que la reunión fue importante, ya que contó con la presencia de representantes de distintos sectores. Se decidió conformar un equipo más reducido, de entre cinco a siete personas, con vínculos directos al ámbito de la producción e industria, con el objetivo de desarrollar el proyecto de Dressing.
Gunter consideró que se está avanzando por buen camino. El borrador fue elaborado por el especialista uruguayo Ricardo Robaina, quien diseñó el programa de dressing que se aplica en Uruguay desde enero de 2020. “Robaina realizó un plan de trabajo, y a partir de ahí deberíamos comenzar. Creo que eso facilitará bastante el proceso, aunque debemos adecuarlo a la realidad de la faena paraguaya”, indicó.
Señaló que se trata de un proceso “demasiado importante” que generará una “transparencia muy significativa y delicada entre el productor y la industria”. “Es el momento cumbre del ciclo: el final del trabajo del productor que entrega la hacienda para faena y cosecha los kilos producidos tras un año de dedicación”, destacó.
Consultado sobre el mayor desafío para concretar el proyecto, respondió que “en este momento no existen desafíos”, sino que simplemente se debe comenzar a trabajar. Ya se conformó el equipo, y ahora el objetivo es interpretar el trabajo realizado por el técnico uruguayo, que lleva varios años en implementación en ese país y ya está normatizado, con márgenes mínimos y máximos establecidos para el dressing en cada faena.
“Vamos a trabajar junto con los técnicos, los frigoríficos y el sector productivo para ver cómo podemos adecuar algo que ya está desarrollado. Es decir, es una herramienta que ya se implementa en otro país. Tenemos que tratar de hacerlo tan eficientemente como el complejo cárnico uruguayo, quizás con algunos ajustes a nuestras realidades”, explicó.
Y agregó: “Los desafíos aparecerán una vez que iniciemos. Creemos que la primera reunión operativa será a fines de abril. Estimamos que será un proceso más corto que el de la tipificación y clasificación de ganado, que duró dos años. Esto debería ser más ágil y rápido”.
Según el representante de la ARP, con este avance se cierran elementos clave para posicionar aún más a la carne paraguaya. “Ya contamos con tipificación, clasificación, y ahora sumaremos el dressing y la trazabilidad, que está iniciando en todo el carimbo cinco, lo cual nos permitirá competir en las grandes ligas del mercado cárnico internacional”.
Asimismo, señaló que hasta ahora existe “mucha apertura” y “voluntad para hacer” por parte de los industriales. Destacó la importancia de que productores e industriales trabajen lo más unidos posible.
“Este es un negocio conjunto, debemos lograr un equilibrio entre nuestras decisiones y las de ellos. Eso generará confianza, porque no se está inventando nada nuevo. Siempre fue un tema conflictivo, pero hoy ya existe una alternativa con experiencia comprobada en otros países que ya lo están utilizando”, comentó.
Remarcó que esto traerá una transparencia “muy importante” y permitirá superar la desconfianza que suele surgir respecto al rendimiento de la hacienda.
“Porque dentro de una tropa hay muchas variables: condiciones de flete, estado de la hacienda, presencia de sequía o crecientes. Son varios factores que influyen en el rendimiento al gancho. Esta herramienta aportará confianza y ayudará a eliminar esa preocupación del productor de que su hacienda no rinda lo que debería”, detalló Guter.
Finalmente, indicó que la próxima reunión será a fines de abril, en una fecha a definir según la agenda de los involucrados. A partir de ahí, se prevé realizar reuniones mensuales y visitas a las plantas. Se estima que el trabajo durará entre tres a siete meses, y se espera contar con un acuerdo consolidado con el INTN antes de fin de año.