En el Mercosur, la ecuación que vincula el precio del ganado gordo con el valor de la tierra vuelve a ganar protagonismo. El repunte de la hacienda, con valores que en varios países alcanzan niveles históricos, abre un debate central: ¿cuánto vale una hectárea ganadera en términos de novillos para faena?
Valor Agro reunió la mirada de referentes de la región para trazar un mapa comparativo que revela diferencias notorias, oportunidades de inversión y desafíos estructurales.
Paraguay, el NEA argentino, Brasil y Uruguay muestran realidades distintas, pero todas confluyen en una misma certeza: el novillo está recuperando poder de compra y reposicionando el negocio de la tierra como un activo estratégico.
Paraguay: tierra abundante, precios estancados y alta rentabilidad
Rodrigo Artagaveytia, director de Everdem, explicó que en Paraguay la ecuación actual es prácticamente de un novillo gordo por hectárea, sin embargo dijo que en el Chaco se necesitan adquirir dos hectáreas para explotar la producción en una hectárea.
Con una carcasa de 230 kilos a USD 4,50 por kilo, el ingreso supera los US$ 1.000 por animal, similar al valor de una hectárea ganadera en el Chaco.
De todos modos, el precio de la tierra lleva más de una década estancado. “Hay mucha oferta y los precios no se han movido. Si solo dependiera del ganado, la tierra debería valer como en Uruguay, pero pesan otros factores: logística, infraestructura y concentración industrial”, apuntó Artagaveytia.
La gran ventaja en Paraguay está en la rentabilidad, que se ubica entre 4% y 7% anual, sostenida por la alta capacidad productiva de sus campos.
En el Chaco central, una hectárea ganadera promedio produce entre 140 y 160 kilos de carne por año, el doble de lo que generan zonas comparables de Uruguay o el sur de Brasil.
“Eso hace que el negocio sea mucho más atractivo: una tierra que cuesta la mitad y produce el doble no puede mantenerse en esa diferencia de valores en el largo plazo”, subrayó Artagaveytia.
Aun así, el especialista advierte que la valorización no será inmediata, sino consecuencia de un proceso. “Si Paraguay mantiene la senda del crecimiento, con estabilidad macroeconómica, mejoras en infraestructura, mayor competitividad industrial y más mercados, la tierra se va a valorizar sí o sí. Puede multiplicarse por dos, tres o cuatro veces, porque así lo marcan los fundamentos internacionales del mercado de tierras”, proyectó.
NEA Argentino: alto poder de compra e importante demanda
En el nordeste argentino, la ecuación es aún más favorable. Según Nelson Rach Wetzel, socio de Conte Bienes Raíces, con un novillo de USS 1.100–1.200 se pueden comprar hasta dos hectáreas ganaderas, cuyo valor ronda entre US$ 500 y US$ 800.
La productividad se ubica en torno a los 70–90 kilos de carne por hectárea. Aunque el nivel es inferior al del Chaco paraguayo, donde se duplican esas cifras, la diferencia está en los costos: “La hectárea en el NEA es la más barata de Argentina y se paga el novillo prácticamente al mismo valor que en Paraguay o Brasil”, explicó Wetzel.
El resultado es una tendencia clara: productores que venden hacienda para capitalizarse y adquirir tierras. “Hoy es mucho más rentable comprar tierra con ganado que hace uno o dos años. Es un momento único de oportunidad, aunque sujeto a la incertidumbre política”, remarcó.
Uruguay: seguridad jurídica y poder de compra que mejora
La reciente licitación de un campo de 960 hectáreas en Paysandú, gestionada por Victorica y Asociados, refleja la realidad uruguaya. El predio se vendió a US$ 2.513 por hectárea, con el novillo en torno a US$ 1.600–1.700. La relación es de menos de dos novillos por hectárea, una de las más ajustadas de la región.
Ignacio Victorica destacó que “los campos ganaderos estaban relegados en precio, pero hoy la ecuación es muy interesante para el criador y el recriador”. El interés de compradores locales sigue siendo alto y los bancos mantienen líneas de crédito activas para la compra de tierras.
Uruguay ofrece lo que muchas veces falta en la región: seguridad jurídica, infraestructura y estabilidad política.
Aun con rentabilidades más bajas (2–4%), estos factores sostienen el valor de la tierra, que se ubica entre US$ 2.500 y US$ 3.500 por hectárea, y en casos agrícolas o forestales puede superar ampliamente esos niveles.
Brasil: del sur encarecido al centro dinámico
En Brasil, la relación promedio se mantiene en torno a tres novillos por cada hectárea. Fernando Petruzzi, consignatario y economista, detalló que en Río Grande do Sul la tierra ganadera se cotiza en torno a los US$ 3.000 por hectárea, con un novillo en US$ 1.000. La productividad, sin embargo, es baja y similar al NEA o Uruguay: cercana a 70–80 kilos por hectárea.
“El negocio de tierras en el sur se enfrió: campos caros y de baja producción frenaron la dinámica. Quien vende un campo agrícola caro busca refugio en tierras más baratas, pero la rentabilidad está ajustada”, explicó.
El panorama es distinto en Mato Grosso do Sul, donde la productividad supera los 100 kilos de carne por hectárea y el mercado es mucho más fluido. “A US$ 3.000 la hectárea, las tierras se venden rápido. Incluso se cierran operaciones en relaciones de 4 novillos por hectárea”, aseguró Petruzzi.
Las perspectivas ganaderas también apuntan a un ciclo alcista: en 2025 Brasil registró una faena récord de hembras, lo que anticipa una fuerte retención de vientres en 2026. “Esperamos una mirada positiva en los precios del ganado hacia fin de año y un mercado firme en 2026”, proyectó el analista.