El mercado de la carne roja atraviesa un escenario complejo y dinámico. Estados Unidos, uno de los países con mayor consumo per cápita del mundo, necesita importar carne. Mientras tanto, Brasil se consolida como el gigante global con un rebaño de más de 210 millones de cabezas y una faena de más de 3 millones de animales al mes, logrando récords históricos de exportación.

En este contexto, los países de menor volumen, como Paraguay, deben aprovechar oportunidades estratégicas para mantener y expandir su espacio en mercados internacionales altamente competitivos.

Larisa Barboza, analista senior de StoneX, señaló a Valor Agro que la gran incógnita que se enfrenta hoy es clara, post la eliminación de las tarifas para carne, el pasado 21 de noviembre, es cuánto de lo que la carne paraguaya consiguió ganar espacio en Estados Unidos se va a poder mantener ahora que Brasil volvió a entrar.

Según indicó, Paraguay faenó más de 2 millones de cabezas en 2024, frente a los 3 millones de cabezas por mes de Brasil. El volumen y los precios competitivos del gigante vecino generan un desafío para la industria paraguaya, que debe consolidar su presencia en mercados con alta demanda y competencia regional.

Además, subrayó que, por primera vez, Estados Unidos, Australia y Brasil inician simultáneamente un nuevo ciclo ganadero. “En ganadería, cuando se habla de ciclo, se piensa en un largo plazo de 3 a 5 años, porque el bovino tarda nueve meses en generar una nueva cabeza, y desde que un novillo empieza a alimentarse hasta que puede ir a faena son más de 2 años”, explicó.

“Por esta recomposición y el reinicio de un nuevo ciclo ganadero se esperan precios más firmes para el próximo año”, señaló la analista, lo que abre expectativas positivas para los productores que logren posicionarse estratégicamente en el mercado.

Oportunidades y retos a largo plazo

Las proyecciones globales anticipan un aumento del consumo de carne roja en Asia, África, Medio Oriente y América Latina, mientras que algunos países europeos disminuyen su demanda en favor de proteínas blancas y pescado. Para Paraguay, esto representa una ventana de oportunidad, aunque condicionada por la capacidad de competir con gigantes regionales y la evolución de la demanda estadounidense.

“Creo que la principal cuestión que marcó este 2025 fue la guerra comercial y lo que se espera para 2026 son las nuevas reglas del juego respecto al comercio internacional y cómo cada cuota se va a redistribuir dentro de ese escenario”, concluyó Barboza, reforzando la idea de que la industria paraguaya debe adaptarse y proyectarse estratégicamente ante la presencia de Brasil en el mercado estadounidense.