El 2025 se encamina hacia su cierre con un escenario particular para la ganadería: precios altos pero inestables, una reposición cara e incertidumbre para el sector.
Si bien la demanda internacional de carne se mantiene firme y genera expectativas positivas, la falta de previsibilidad y las dificultades para reponer vientres siguen marcando el pulso de un sector que busca estabilidad y crecimiento sostenible.
Así lo indicó el director y propietario de Servicios y Carimbo Consignataria, Víctor Montalto en diálogo con Valor Agro, quien analizó el presente de la actividad y compartió una mirada integral sobre las condiciones del mercado, el papel de las empresas del rubro y la necesidad de políticas públicas que impulsen la recuperación del hato nacional.
Al evaluar el desempeño del 2025, Montalto destacó que se trata de un año distinto, marcado por precios fluctuantes y un contexto inusual para la industria y los productores.
“Realmente es un año distinto. Estamos ante una situación sin precedentes, con precios altos, pero con fluctuaciones que el productor no logra entender”, señaló.
Explicó que la industria “no termina de acomodarse” y que esto repercute en el equilibrio general del negocio.
Además, indicó que se está perdiendo un poco la relación de valores de la reposición, que está tan cara en comparación con el precio que hoy ofrece la industria por hacienda terminada.
“Es un escenario difícil para todos los sectores, aunque tenemos esperanza de que esto sea un evento temporal y que en los próximos dos años la hacienda se equilibre nuevamente hacia arriba que permita que haya una estabilidad tanto en el mercado de la reposición como del gordo”, expresó.
En ese sentido, remarcó que este es un negocio que va de la mano del trabajo conjunto tanto de la industria como de los productores. “Debería de ser así”, expresó.
Uno de los principales problemas, según señaló, ha sido la pérdida de previsibilidad en los últimos años, un factor que frenó las inversiones y afectó la confianza del productor.
“La previsibilidad fue lo que se perdió y eso desestabilizó al sector y esto generó temor en las inversiones. El ganadero es una persona acostumbrada a invertir, cuando hay un poco de alza, invierte en genética, en limpieza. Pero esa previsibilidad vino en duda, tambaleante, y creó una situación de temor en todos los ámbitos”, sostuvo.
Añadió que el mercado internacional, con una demanda de proteína en aumento, puede ser una oportunidad para reconstruir esa confianza.
“Hoy la demanda de proteína está en alza y debería mantenerse para generar tranquilidad al productor. La industria y el productor deberían ir de la mano. No hay forma de separarlos, somos un equipo y debemos buscar estabilidad en toda la cadena”, subrayó.
