El reciente anuncio del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) sobre la ampliación de la cuota de importación de carne vacuna argentina, que pasaría de 20.000 a 80.000 toneladas anuales, generó una mezcla de entusiasmo y cautela entre los exportadores y ganaderos del país.
Según explicó Daniel Pepa, editor de Valor Agro Argentina, en comunicación con Valor Agregado Paraguay, “hay una mezcla de expectativa e incertidumbre” en el sector.
“Primero Trump anunció que iba a comprar más carne a la Argentina, pero luego la secretaria de Agricultura, Brooke Rawlings, aclaró que no se importaría tanto volumen y advirtió sobre los riesgos sanitarios. Eso preocupó a productores y exportadores que, horas antes, celebraban la noticia”, señaló.
Hasta ahora, la cuota vigente permite exportar 20.000 toneladas con un arancel del 10%, mientras que los envíos fuera de cuota pagan un 36,4%. Con la modificación, el volumen libre de aranceles adicionales se cuadruplicaría, aunque los detalles finales aún no están definidos.
“Hay que tomar la información con cautela”, advirtió Pepa, recordando que la noticia surgió de medios internacionales como Bloomberg y Político y todavía no cuenta con una confirmación formal del USDA.
“Todo depende de cómo se implemente el acuerdo arancelario y del marco político entre la administración Trump y el gobierno de Javier Milei. Está claro que hay cercanía entre ambos líderes, pero también intereses electorales y comerciales en juego”, agregó.
Los números detrás de la relación bilateral
Estados Unidos produce cerca de 10 millones de toneladas de carne vacuna y consume alrededor de 12 millones, por lo que importa unas 2 millones de toneladas anualmente. En ese contexto, la ampliación del cupo argentino, aunque significativa para las exportaciones nacionales, no altera sustancialmente el mercado norteamericano.
“Para la Argentina, representa una oportunidad comercial y simbólica, pero hay que ponerla en proporción: el año pasado se colocaron cerca de 34.000 toneladas hacia Estados Unidos. Es decir, incluso con el aumento, el volumen sigue siendo bajo frente al tamaño del mercado norteamericano”, explicó el periodista.
Repercusiones en el campo argentino
El sector ganadero observa con atención los próximos pasos. Si bien la posibilidad de acceder a 80.000 toneladas con arancel preferencial podría abrir un nuevo horizonte para la carne argentina, la incertidumbre política y las condiciones sanitarias siguen siendo factores determinantes.
“Los ganaderos y exportadores están expectantes, pero también prudentes. Nadie quiere entusiasmarse demasiado hasta ver cómo evoluciona el acuerdo. Hay muchas variables políticas y comerciales en juego, y el impacto real dependerá de la letra chica del entendimiento entre ambos países”, resumió Pepa.
Una oportunidad en medio del reacomodamiento global
El eventual aumento del cupo refuerza el interés argentino por diversificar destinos y reducir la dependencia de China, que actualmente concentra cerca del 70% de las exportaciones cárnicas. “Los exportadores argentinos no quieren ser tan chino-dependientes. Ven en Estados Unidos un mercado exigente, pero con prestigio y valor agregado”, subrayó el periodista.
Mientras tanto, los productores y la industria seguirán atentos a las definiciones de Washington y Buenos Aires, en un escenario donde la política, la diplomacia y los intereses económicos parecen pesar tanto como los cortes de carne que se negocian.
