El mercado de Estados Unidos atraviesa un momento excepcional para los países exportadores de carne del Mercosur. La baja en la producción norteamericana, los precios récord y las medidas arancelarias impulsadas por la administración de Donald Trump han configurado un escenario de oportunidades que, según el consultor en comercio internacional Gonzalo Oleggini, deben ser aprovechadas con pragmatismo y visión estratégica.
Un contexto global de escasez y firmeza de precios
Estados Unidos enfrenta el menor stock bovino en 60 años, con valores que superan los US$ 8,50 por kilo en pie y un sistema productivo que no logra recuperar su capacidad de oferta pese a las medidas oficiales para incentivar la producción local. “Los procesos ganaderos son largos y, a pesar de los aranceles y barreras, no se ve todavía un repunte en la producción. Lo que sí se ve es un mercado firme, con alta demanda y con precios internos en aumento”, explicó Oleggini en diálogo con Valor Agregado por Radio Asunción 1250 AM.
A este escenario se suma la coyuntura política: el endurecimiento de la relación entre Washington y Brasil dejó a este último fuera de la plaza norteamericana, no solo en carne sino también en productos como café. Esto abre un espacio para Uruguay y Paraguay, mientras que Argentina aparece más limitada por su menor rodeo y alto consumo interno.
La cuota de terceros países: una oportunidad inédita
En este marco, la recomendación de Oleggini es clara: Paraguay debe concentrar sus esfuerzos en capitalizar la cuota de terceros países, que supera las 60.000 toneladas y que, por primera vez, podrá aprovechar en exclusividad debido a la ausencia temporal de Brasil.
“Se trata de una coyuntura que no va a durar mucho tiempo. Es probable que esta ventana se extienda hasta las elecciones brasileñas de octubre de 2026, cuando un eventual cambio político podría normalizar la relación con Estados Unidos. Hasta entonces, Paraguay tiene la posibilidad de jugar prácticamente solo dentro de ese cupo, y debe hacerlo con rapidez”, subrayó.
El consultor también advirtió que no es el momento de exigir nuevas concesiones a Estados Unidos: “El gobierno norteamericano no está en condiciones de negociar aumentos de cuotas. Si se presiona demasiado, se corre el riesgo de encender luces amarillas y provocar una reacción adversa. La estrategia debe ser aprovechar al máximo lo que ya está disponible”.
El impacto de las políticas de Trump
La administración Trump aplicó una política arancelaria que combina objetivos comerciales y políticos. Si bien busca incentivar la producción doméstica, el resultado inmediato ha sido un incremento en la recaudación aduanera y una presión sobre los precios al consumidor. “En lugar de bajar los valores internos, los aranceles han contribuido a subirlos, y el efecto en la producción aún no aparece. Lo que vemos es que Estados Unidos recauda más, mientras mantiene un mercado deficitario en oferta”, explicó Oleggini.
En este tablero, el Mercosur ha salido relativamente favorecido, aunque con realidades dispares. Argentina, pese a su cercanía política con la actual administración, no ha logrado avances concretos en materia comercial. Uruguay y Paraguay, en cambio, tienen la posibilidad de consolidar su posicionamiento como proveedores confiables, siempre dentro de los límites que permite la cuota.
Recomendación para Paraguay: vender hoy pensando en mañana
El mensaje de Oleggini es directo: aprovechar el presente sin esperar grandes cambios en la política norteamericana. “Los momentos como este son excepcionales y no se sostienen a largo plazo. Paraguay debe colocar la mayor cantidad posible de carne dentro de la cuota, fortalecer su presencia en el mercado estadounidense y capitalizar el diferencial de precios que hoy está pagando ese destino”, sostuvo.
Con un mercado global donde la carne sigue siendo estratégica, la clave para Paraguay estará en la ejecución táctica: asegurar volúmenes, cumplir con calidad y tiempos, y consolidarse como actor confiable antes de que el tablero político y comercial vuelva a moverse.