La ganadería paraguaya vive un proceso de transformación apoyado en la tecnología y la genética. Desde el Chaco Central, la apuesta de las colonias menonitas a través de Fundación Ideagro permitió la creación del Instituto Chaqueño de Biotecnología Animal (ICBA), un centro que rápidamente se consolidó como referencia en la producción de material genético y que refleja la creciente demanda de biotecnología en el país.
“Inauguramos el centro en noviembre del año pasado y superamos las expectativas. Ya recibimos más de 90 reproductores, con 54 en la central actualmente, y superamos las 120.000 dosis producidas”, señaló a Valor Agro Ferdinand Froese, gerente del ICBA.
El directivo anticipó que, con los contratos vigentes, este año la producción podría sumar unas 70.000 dosis adicionales.
Una plataforma al servicio de la genética paraguaya
El ICBA funciona como prestador de servicios: no adquiere reproductores propios, sino que recibe ejemplares de cabañas y productores de la región, incluso animales importados, para la producción de semen. “El objetivo es dar valor a la genética paraguaya y promoverla, tanto a nivel interno como en el exterior. El encuentro de genética que realizamos en agosto mostró el interés y la confianza de los productores”, comentó Froese.
La capacidad instalada del centro apunta a alojar hasta 130 toros residentes, con infraestructura que se expande de acuerdo con la demanda. Este crecimiento refleja la necesidad del productor de apostar cada vez más a la biotecnología para multiplicar la eficiencia.

Ferdinand Froese, gerente del ICBA
Más tecnología, vientres más valiosos
La aplicación de biotecnologías reproductivas es una tendencia en expansión. La inseminación artificial, la producción de embriones y las aspiraciones generan alternativas que están modificando la estructura de negocio en la ganadería paraguaya.
“La genética que tenemos está muy adaptada a la región y cada vez más productores se animan a aplicar estas herramientas. Vemos un crecimiento claro en la confianza por el semen nacional y también en el interés por vientres, que hoy se convirtieron en un activo central para el futuro de los rodeos comerciales”, subrayó Froese.
Este año, la valorización de las hembras se hizo evidente: tanto en vientres para servicio como en preñadas y en los remates de reproductores, con subas que superan el 20% respecto al año pasado. Para Froese, esto muestra que los productores están entendiendo que la cría es un negocio estratégico y que los vientres son la base del crecimiento ganadero.
Mirada al exterior
El mercado internacional también se abre como una oportunidad. La reciente habilitación de Costa Rica para la importación de semen bovino paraguayo marca un nuevo hito. Sin embargo, Froese reconoce que el desafío será alcanzar volúmenes que permitan competir en costos con países como Brasil, hoy uno de los principales exportadores de genética.

“El futuro pasa por aumentar la escala, abaratar costos y consolidar la calidad de nuestros productos. Eso permitirá no solo atender al productor local, sino también abrir nichos en el mercado internacional”, afirmó el gerente del ICBA.
Una apuesta de largo plazo
La experiencia del ICBA muestra cómo la tecnología aplicada a la genética se vuelve una herramienta fundamental para el desarrollo de la ganadería paraguaya. Con vientres cada vez más valorizados, un mercado en expansión y la posibilidad de exportar material genético, el país tiene la oportunidad de dar un salto cualitativo en la producción de carne.
“El desafío es animarse a aplicar lo que ya está disponible, porque la biotecnología está al alcance y es clave para mejorar los rodeos comerciales”, concluyó Froese.
