El año 2025 deja un balance excepcional para gran parte del sector ganadero, con precios firmes y un clima más favorable, pero también expone los efectos acumulados de seis años de sequía y la compleja recomposición que enfrenta la producción bovina en Paraguay. Aunque el escenario actual es más alentador, desde el campo sostienen que la recuperación del hato no será rápida y exigirá inversiones, eficiencia y políticas que alcancen a pequeños y medianos productores.
En diálogo con Valor Agro, Francisco Parcerisa, productor ganadero, describió un año positivo en muchos aspectos, pero aún marcado por los esfuerzos para reconstruir la estructura productiva perdida.
Sin embargo, recordó que los últimos seis años fueron “extremadamente exigentes”, dejando a muchos productores con pérdidas significativas de forraje, mortandad y liquidación de animales.
Indicó que a pesar de los años difíciles con lo que tuvieron que lidiar con secas significativa, destacó que su establecimiento logró preservar la base del sistema. “Nos tenemos que considerar privilegiados porque no tuvimos que liquidar nuestra fábrica, que es la vaca. Varios tuvieron que recurrir a esto”, sostuvo.
En ese sentido sostuvo que hoy, la tarea es recomponer el hato. Explicó que el retorno de las lluvias no asegura una recuperación inmediata. “No es que llueve y al día siguiente arranca la cosa”, explicó Parcerisa. La sequía prolongada degradó pasturas y favoreció la maleza, obligando a replantar y limpiar grandes superficies, un proceso costoso para un sector altamente endeudado.
Aunque los bancos acercaron líneas de crédito, aclaró que esos recursos no dejan de ser compromisos. “Eso hay que pagarlo, no es gratis”. El desafío será equilibrar la necesidad de invertir con la urgencia de sanear deudas.
El cuello de botella: la eficiencia productiva
Para Parcerisa, el crecimiento del hato nacional no será inmediato. La clave, en cambio, está en elevar los indicadores básicos.
Sostuvo que el productor señaló la fuerte brecha entre sistemas tecnificados y pequeños productores. “El país está partido en dos: el que trabaja bien y el que está por debajo del 50% de preñez con destetes de 140 kilos y es el que necesita ser impulsado”, sostuvo.
Precios y previsibilidad: el eslabón que desalienta la inversión
Aunque el mercado mostró buenas oportunidades durante el año, Parcerisa alertó sobre la volatilidad. “De repente amaneces con una baja de los precios de los frigoríficos, totalmente sin justificación. La gente invierte cuando ve claridad, previsibilidad y equilibrio y cuando tenés y si te bajan el precio desalienta al productor”, manifestó.
Mirada a futuro
Pese a los desafíos, el escenario climático y de precios permite cierto optimismo. Con buenas preñeces y la posibilidad de recomponer pasturas, la producción podría retomar un camino de crecimiento, siempre que se avance en eficiencia y se reduzca la brecha entre productores.
Parcerisa cerró con una reflexión que resume el momento actual del sector: “Sacamos un poco la nariz debajo del agua. Ahora el desafío es sostener esta mejora y llevarla a la eficiencia”.
