Bolivia fue uno de los actores relevantes del Taller Regional sobre Fiebre Aftosa realizado esta semana en Paraguay. Allí, delegaciones oficiales y privadas de los principales países exportadores de carne del bloque analizaron los avances sanitarios, el impacto en los mercados y los desafíos hacia adelante.
Walter Ruiz, presidente de la Fegasacruz, destacó a Valor Agro la importancia del encuentro y la participación boliviana junto a su servicio sanitario. “Ha sido demasiado importante este tipo de espacios. Tocamos temas de fondo, como la evaluación del mérito que han tenido algunos países de migrar de vacunación a sin vacunación, y también las posturas de aquellos que proyectan seguir vacunando”, señaló.
Según Ruiz, el punto de unión entre ambos enfoques, vacunar o no vacunar, está en la vigilancia epidemiológica permanente, que hoy es un mandato técnico para toda Sudamérica. También destacó el rol de organismos como la OMSA y la CVP, que “proyectan una Sudamérica con sanidad exportando al mundo”.
El cambio de estatus en Bolivia: una transición apoyada en la alianza público–privada
Bolivia avanza como país libre de aftosa sin vacunación, un estatus que exige altos niveles de control y coordinación. Ruiz explicó que este cambio no implica una reducción de costos, sino exactamente lo contrario: “Si alguien piensa que el no vacunar implica no hacer inversión, está totalmente equivocado. El no vacunar es justamente la vanguardia constante que tienes que tener en vigilancia sanitaria”.
El dirigente resaltó que la clave del proceso es la alianza público–privada, donde el Estado y los productores aportan recursos y equipos técnicos para sostener la vigilancia activa. También mencionó herramientas estratégicas como el banco de vacunas Banvaco, que garantiza disponibilidad inmediata en caso de brote para países sin vacunación.
¿Hubo valorización o nuevos mercados tras el cambio de estatus?
Ruiz fue cauto respecto a los resultados económicos inmediatos. Explicó que el nuevo estatus requiere tiempo para traducirse en ventajas comerciales: “No es que los resultados se ven en la inmediatez. Los resultados se ven con el pasar del tiempo. La exportación se abre por la condición de vigilancia que uno muestra a la hora de dar el examen para aperturar un mercado”.
Bolivia estima que los beneficios llegarán gradualmente en la medida que los mercados observen la fortaleza y continuidad del sistema sanitario.
Un mercado ganadero firme en Santa Cruz y una demanda global en ascenso
Sobre la coyuntura del negocio ganadero en Bolivia, Ruiz describió un escenario favorable, con precios sostenidos y buena demanda desde la industria: “Está claro que hay una demanda mundial de proteína mayor a la del año pasado, y eso se transpola a los frigoríficos, a los centros de remate y a los productores”.
El valor del kilo gancho en Bolivia se ubica actualmente en torno a US$ 4,10, con un mercado firme y volúmenes demandados. El ternero también muestra estabilidad dentro de un contexto local influenciado por el tipo de cambio.
Ruiz sostuvo que la prioridad sigue siendo mejorar los índices productivos, preñez, parición, desmame y destete, además de incrementar el número de animales para faena.
En paralelo, Bolivia apunta a garantizar el abastecimiento del mercado interno y a capitalizar la apertura de nuevos destinos exportadores.
