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“Nuestro mayor desafío es recuperar los vientres perdidos”

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“Nuestro mayor desafío es recuperar los vientres perdidos”

Luego de un 2025 marcado por la recuperación climática, precios firmes y una demanda internacional sostenida, la ganadería paraguaya ingresa a un periodo decisivo. El repunte del sector llega acompañado de retos estructurales que se arrastran desde la sequía prolongada: pérdida de vientres, endeudamiento, deterioro de los campos y una necesidad urgente de mejorar eficiencia reproductiva. Aunque el panorama económico luce más alentador, la reconstrucción del hato nacional será un proceso gradual que exigirá prudencia, inversión y un manejo estratégico en los establecimientos.

Así lo señaló Richard Vergara, administrador de campo en Aragonesa y analista de datos de la firma, quien califica al 2025 como un año “más positivo”, principalmente por la normalización de las lluvias tras casi cinco años de sequía.

“Por fin estamos saliendo de esa seca prolongada. Las lluvias mejoraron en casi todo el país. También tuvimos el repunte de precios en los frigoríficos por los escases de ganado”, señaló.

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Reconstruir la base del sistema productivo. La sequía dejó como principal consecuencia la pérdida masiva de vientres, afectando toda la cadena productiva.
“Nuestro mayor desafío es recuperar los vientres perdidos. La cría es la base de todo, y durante la seca la gente se vio obligada a vender lo que no podía sostener”, explicó.

Sin embargo, la recuperación será lenta y costosa debido a los altos precios de reposición.
“Un desmamante está entre 23.000 y 24.000 guaraníes por kilo, y puede llegar a 25.000 el año que viene. Reponer hoy es muy complicado”, advirtió.

Según su análisis, la escasez de bovinos podría extenderse por al menos tres años, hasta que el ciclo productivo logre recomponerse.

Vergara prevé que la reconstrucción del hato generará un reacomodamiento en el sector.
“En estos tres años van a sobrellevar mejor los ganaderos con mayor espalda financiera; los pequeños van a tener más dificultades para sostenerse en el negocio”, expresó.

La prolongada falta de recursos impidió el mantenimiento de muchos campos, que hoy enfrentan pasturas debilitadas, menor oferta forrajera y aumento de malezas. “La sequía larga hizo que no se mantengan los campos. Eso afecta cualquier intento de mejorar productividad”, señaló.

Endeudamiento e inversiones. El buen momento de precios permitirá a los productores aliviar obligaciones financieras acumuladas desde años anteriores.
“Los buenos precios van a servir para cubrir deudas arrastradas. La inversión se va a hacer, pero en menor proporción”, indicó.

Los esfuerzos se concentrarán en infraestructura básica: limpieza, alambrados, bebederos y recuperación general del campo.