Pablo Lambrechts, integrante del equipo de administración de Estancia El Bagual en Argentina y director de Brangus Argentina, analizó en Valor Agregado la importancia estratégica de seleccionar genética por adaptabilidad para mejorar la productividad del rodeo en ambientes desafiantes como los de Paraguay.
Tomando como referencia la situación que vive Estados Unidos, donde la reducción del stock bovino generó un fuerte impacto en la producción y en los precios, Lambrechts explicó que el país norteamericano construyó un sistema basado en vacas de gran tamaño, con altos requerimientos y dependientes de insumos subvencionados. Según describió, este modelo hoy enfrenta un límite claro ante la combinación de sequía, altos costos y restricciones sanitarias.
“Estados Unidos llegó al animal que buscaba en eficiencia de kilos, pero en ese camino generó vacas cada vez más demandantes y menos longevas. Hoy, cuando el sistema deja de subsidiarlas, colapsan”, señaló. Y agregó que, ante sequías prolongadas, “las vacas menos adaptadas no se preñan, salen del rodeo y se achica la producción”.
El escenario generó menor oferta, menor ingreso de terneros mexicanos por la barrera sanitaria del gusano barrenador y un mercado en tensión. “Hoy se encuentran con una situación explosiva en precios y disponibilidad de carne, al punto que Trump anunció una mayor apertura para la carne argentina”, apuntó.
La realidad de Paraguay y el factor que define la performance del rodeo
A partir del paralelismo, Lambrechts remarcó que en Sudamérica, y particularmente en Paraguay, las condiciones productivas son radicalmente distintas. Sin subsidios, sin suplementaciones prolongadas y con ciclos forrajeros más complejos, la base del negocio es otra: una vaca adaptada, longeva y eficiente en ambientes difíciles.
“En Paraguay o en Formosa no podemos tener vacas que duren cuatro años. Necesitamos vientres que produzcan ocho o diez terneros y que no dependan de insumos. Eso solo se logra seleccionando por adaptación”, afirmó.
El técnico advirtió que, en zonas donde los ciclos secos se intensifican cada pocos años, la presión natural sobre la vaca vuelve a la adaptabilidad un criterio innegociable. “Cuando aprieta la sequía, la disponibilidad forrajera es baja y la temperatura sube, las que no se adaptan no se preñan. Por eso es un factor común para toda Latinoamérica”, remarcó.
Durante sus recorridas por el Chaco y las colonias menonitas, Lambrechts observó la misma tendencia: los productores priorizan vientres y toros que soporten clima, cargas y disponibilidad forrajera con estabilidad reproductiva. “La adaptación es el punto de partida; después vienen los demás atributos”, subrayó.
El Bagual: genética seleccionada en ambientes extremos
Estancia El Bagual, ubicada en una zona donde el 60% del establecimiento son bajos complejos para la producción, construyó una genética basada en la selección bajo condiciones estrictas del ambiente real. Esa particularidad, según explicó Lambrechts, genera una ventaja: “Cualquier animal que sale del Bagual, cuando va a otro campo, siempre está mejor”.
Ese enfoque llevó al establecimiento, desde 2016, a dejar de participar en exposiciones para evitar que los animales considerados “superiores” lo fueran por efecto del manejo, y no por su capacidad real de expresar adaptación en el campo.
“Descubrimos que los toros que ganaban en exposición no eran los que dejaban las mejores crías en nuestros ambientes. Les habíamos dado un trato distinto. Si queremos seleccionar para ambientes duros, todos deben competir en igualdad de condiciones”, explicó.
Sinergia comercial con Genmax: genética probada para Paraguay
Esa filosofía productiva, centrada en la adaptación, longevidad, eficiencia reproductiva y rendimiento en zonas difíciles, fue lo que atrajo el interés de Genmax en Paraguay, liderada por Kevin Soutter. La empresa decidió representar de forma exclusiva la genética de El Bagual en el país.
“Kevin entendió que en Paraguay también hay zonas extremadamente complicadas y que el tipo de selección que hacemos es el que mejor se adapta a esas condiciones”, dijo Lambrechts.
El acuerdo ya permitió las primeras exportaciones de material genético a Paraguay y, según adelantó, “ahora estamos a la espera de los primeros nacimientos en campos paraguayos”.
Adaptarse para producir más terneros
La conclusión es contundente y estratégica para los rodeos paraguayos: la adaptación no es un atributo más, sino el fundamento para lograr índices reproductivos superiores y mayor eficiencia por vaca expuesta.
“Sin adaptación no se puede dar un paso adelante. Un animal puede tener todos los números, pero si no está en el ambiente adecuado, no funciona”, sintetizó Lambrechts.
Para Paraguay, donde la caída del hato ha sido significativa en los últimos años, la selección genética orientada al ambiente aparece como una herramienta central para recomponer stocks, producir más terneros y sostener la competitividad exportadora.
