En 2025, la ganadería argentina consolidó su presencia en los mercados de mayor valor, en un contexto internacional marcado por tensiones comerciales y una recuperación de precios. La guerra arancelaria de Estados Unidos abrió oportunidades para el país, mientras China se mantuvo como principal comprador a pesar de su desaceleración. Los precios internacionales de la carne bovina crecieron un 25% interanual, alcanzando 4.500 dólares por tonelada, el nivel más alto en más de tres décadas.
En un contexto internacional marcado por tensiones comerciales y una recuperación gradual de los precios, la Sociedad Rural Argentina ha presentado su resumen sobre el desarrollo de 2025 así como prevsiones para 2026.
Según este estamento agropecuario, el sector argentino logró reposicionarse en los mercados de mayor valor. La guerra arancelaria impulsada por Estados Unidos generó oportunidades para el país, mientras que China, aunque desacelerada, mantuvo su rol como principal comprador, según publicaciones de Eurocarne.
A nivel local, la producción de carne se mantuvo estable pese a la reducción del stock bovino, con una mejora en el peso medio de faena y una mayor eficiencia reproductiva. “El negocio ganadero registró resultados económicos positivos en todos los modelos productivos, con márgenes reales por encima de los promedios históricos respondiendo a la mejor situación de los valores de los negocios internacionales. El consumo interno mostró una recuperación del 7%, impulsada por la mejora del salario real y la normalización del mercado tras la eliminación de restricciones comerciales”.
El estudio destaca que 2025 fue un año de transición hacia un esquema de mayor apertura, competitividad y valorización del producto argentino. Las medidas implementadas, como la liberalización del comercio, la reducción de derechos de exportación y un cambio de expectativas, generaron un entorno más previsible para el sector. De cara a 2026, el desafío será consolidar la competitividad externa y recomponer el stock ganadero sin resignar eficiencia ni rentabilidad, avanzando hacia un sistema productivo más formal, trazable y orientado a la demanda.
La sociedad expreso la opción de continuar y profundizar el modelo económico. Se espera para el segundo tiempo del nuevo gobierno que se consolide la vuelta a la inversión, el empleo y expansión de la actividad económica.
En cuanto al contexto internacional, 2025 representó una etapa de transición positiva para la cadena de ganados y carnes argentina, en un contexto global marcado por tensiones comerciales, cambios en la demanda, oferta ajustada y una recuperación gradual de precios internacionales. La guerra arancelaria impulsada por Estados Unidos generó una mayor volatilidad en los mercados, afectando especialmente al comercio de carnes congeladas. Brasil fue el país más impactado por las nuevas medidas, al enfrentar un arancel adicional del 50% en sus exportaciones hacia EE.UU., situación que abrió oportunidades para Argentina, que podría aumentar sus envíos hacia ese mercado. Mientras tanto, China mantuvo un bajo crecimiento y redujo su participación como importador global de carne bovina, pasando del 32% al 29% del total global. En este escenario, los precios internacionales de la carne aumentaron un 25% interanual y el valor FOB real subió un 40%, alcanzando los 4.500 dólares por tonelada, el nivel más alto en más de tres décadas.
Ante esto, las exportaciones de carne de vacuno de Argentina cayeron un 12% en volumen, pero crecieron un 24% en valor, alcanzando un récord histórico para el mes de agosto de 381 millones de dólares.
Este resultado también comienza a refleja el comienzo de un cambio estructural en el perfil exportador del país: mientras las ventas de carne congelada disminuyeron, las de carne fresca, destinadas a mercados de mayor exigencia y precio como la Unión Europea, Israel y Estados Unidos, aumentaron un 7%.
Los principales destinos siguieron siendo China, Alemania, Israel y Estados Unidos, con una creciente diversificación de mercados de alto valor. De cara a 2026, se espera consolidar este reposicionamiento hacia productos frescos y de mayor calidad, y sobre todo porque las estimaciones muestran que estos destinos tendrán una significativa mejora de su actividad económica.
