El desarrollo sostenible del Chaco paraguayo depende en gran medida de una infraestructura robusta y estratégica que acompañe el crecimiento productivo de la región. La consolidación de una red vial eficiente, el acceso confiable y suficiente a la energía eléctrica, y la disponibilidad de recursos hídricos son factores críticos no solo para optimizar la competitividad del sector agropecuario, sino también para habilitar procesos de diversificación económica, atraer inversiones y generar empleo de calidad en el territorio chaqueño.
En este contexto, Ricky Penner, gerente general de Pioneros del Chaco, destacó en diálogo con Valor Agro que el primer desafío prioritario es la ampliación y mejora de la red vial. “Al Chaco le hacen falta al menos 1.000 kilómetros adicionales de rutas asfaltadas para cubrir los principales ejes de desarrollo”, afirmó, citando como tramos estratégicos la conexión entre Loma Plata y Agua Dulce, la zona de General Díaz —conocida como la ruta del arroz— y los accesos hacia Bahía Negra.
Penner remarcó que “la agricultura necesita caminos de todo tiempo”, diferenciando así sus exigencias logísticas frente a las de la ganadería. “Creo que nadie dimensiona el impacto que eso puede tener”, subrayó.
La mejora de las rutas no solo incrementaría la eficiencia logística, sino que también permitiría absorber el crecimiento del flujo de camiones, que es significativamente mayor en la agricultura. Para ilustrar esta diferencia, Penner explicó que mientras 100 hectáreas destinadas a la ganadería requieren en promedio dos camiones al año, la misma superficie cultivada puede demandar entre 10 y 15 camiones anualmente.
El segundo gran desafío es el acceso a energía eléctrica. Actualmente está en marcha la construcción de una nueva línea de 220 kV, ya adjudicada, que contribuirá a cubrir la creciente demanda energética en la región. No obstante, Penner advirtió que será necesario ampliar aún más la capacidad instalada si se pretende avanzar hacia modelos más intensivos, como el riego agrícola o el desarrollo industrial. En ese sentido, valoró positivamente el debate sobre un nuevo marco legal que permita la participación del sector privado en la generación de energía, lo cual podría abrir nuevas oportunidades para el Chaco.
El tercer componente crítico es el acceso al agua, una limitante estructural para el desarrollo regional. Aunque se han logrado avances importantes, como la construcción del acueducto para consumo humano, Penner considera fundamental pensar en soluciones de mayor escala. Propone, por ejemplo, la construcción de un canal de gran volumen desde el río Paraguay, capaz de abastecer tanto a comunidades como a sistemas productivos agropecuarios. Para llevar a cabo este tipo de infraestructura, sugiere explorar alianzas público-privadas que viabilicen la inversión y ejecución de obras de gran envergadura.
Penner concluyó que la infraestructura es un factor decisivo para el futuro del Chaco. La inversión en caminos, energía y agua no solo consolidará el crecimiento de la agricultura y la ganadería, sino que también permitirá el desarrollo de nuevas industrias y una mayor generación de empleo en una región con alto potencial, pero históricamente postergada.