El 2025 marcó un punto de inflexión para el sector ganadero paraguayo tras cuatro años consecutivos de sequía que condicionaron la producción, la inversión y las decisiones comerciales. Las lluvias y la mejora de los precios internacionales de la carne permitieron cerrar el año con un escenario más alentador, aunque no exento de desafíos que siguen generando cautela entre los productores.
En este contexto, Calixto Saguier, miembro de la Comisión Directiva Central de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), realizó un balance del año destacando que el momento actual combina oportunidades con importantes señales de alerta. “Venimos de años muy malos, donde el productor tuvo que vender para sobrevivir, no invertir y simplemente aguantar. Hoy, con mejores precios, lo primero es arreglar la casa”, expresó.
Según explicó, la recuperación del sector no se traduce automáticamente en expansión, sino en un proceso de recomposición interna, saneamiento financiero, mejora de infraestructura, levantamiento de alambrados y ordenamiento productivo. “Después de tanto abandono, lo que corresponde es limpiar, cuidar y volver a construir”, sostuvo, remarcando que esta reactivación también genera un impacto positivo en toda la cadena productiva.
Saguier subrayó el rol central de la ganadería en la economía paraguaya, con exportaciones cercanas a los US$ 2.000 millones anuales, y valoró el ingreso de nuevos frigoríficos que incrementan la competencia. No obstante, advirtió que el productor sigue enfrentando una marcada falta de previsibilidad. “Trabajamos a futuro sin certezas claras. Muchas veces se siente como una apuesta, porque invertimos hoy sin saber cómo será el escenario más adelante”, señaló.
Entre los principales desafíos hacia adelante, mencionó la necesidad de aumentar el stock ganadero, aclarando que se trata de un proceso de largo plazo. “En ganadería, lo que se haga hoy recién va a reflejarse en dos o tres años. No es una actividad de resultados inmediatos, por eso la previsibilidad es clave”, explicó.
Otro eje central es la eficiencia productiva. Para Saguier, el sector debe enfocarse en producir más carne y más terneros por hectárea. “Tenemos buena genética, buenos campos y un sistema mayoritariamente a pasto. El desafío ahora es ser más eficientes”, afirmó.
En ese sentido, destacó que cerca del 90% de la carne paraguaya se produce a pasto, una característica que diferencia al país en el mercado internacional y que abre oportunidades frente a las nuevas demandas vinculadas a sostenibilidad y producción responsable. “El mundo empieza a mirar con más atención los sistemas pastoriles, y Paraguay tiene una gran ventaja competitiva”, indicó.
El dirigente también resaltó el avance genético logrado por el sector privado, señalando que Paraguay alcanzó un nivel que le permite competir y ser reconocido a nivel global. “El productor solo invirtió en genética, mejoró estándares y hoy incluso estamos exportando genética a otros países. Eso demuestra el esfuerzo y la capacidad del sector”, afirmó.
Finalmente, Saguier definió el cierre del 2025 como un momento de balance cuidadoso. “Hay más cosas positivas que negativas, pero no podemos relajarnos. Tenemos que consolidar este momento, resolver los desafíos pendientes y seguir apostando a una ganadería más eficiente y sostenible”, concluyó, señalando que el año deja un “sabor agridulce”, pero con expectativas positivas hacia el futuro.
