El sector algodonero del Chaco paraguayo atravesó en 2025 un escenario complicado. Factores climáticos extremos, bajos rendimientos en campo y un contexto internacional de precios deprimidos confluyeron para generar un impacto negativo a lo largo de toda la cadena, desde la producción primaria hasta la industria de procesamiento.

El gerente de la Planta Algodonera de la Cooperativa Chortitzer, Oliver Wiebe, describió el año como “totalmente atípico” desde su inicio. “Cuando se abrió la ventana de siembra se cortaron las lluvias y luego volvieron de golpe, con excesos que complicaron todo el desarrollo del cultivo”, explicó.

Las lluvias concentradas durante marzo y abril provocaron anegamientos severos en distintas zonas productivas. “En dos o tres semanas llovió lo que normalmente llueve en un año”, señaló Wiebe. Este exceso hídrico, sumado a largos períodos de humedad y nubosidad, derivó en pudrición de bochas y caída de cápsulas, reduciendo el rendimiento.

A este escenario se sumaron heladas consecutivas durante los meses de junio, julio y agosto. “Todos esos factores no ayudaron, no hubo buen rendimiento en el campo y la calidad tampoco fue la esperada”, afirmó.

La crisis productiva coincidió con un contexto externo desfavorable. Según Wiebe, “los precios internacionales están en su punto más bajo, similares a los del 2020”, lo que limitó aún más la rentabilidad del cultivo. Esta situación se trasladó a toda la cadena. “Si el productor sufre en el campo, eso se transmite a la industria y a toda la cadena”, manifestó.

En términos industriales, la cooperativa había previsto un escenario de mayor actividad. “Nos habíamos preparado para operar con las dos plantas, la antigua y la nueva, porque se habían sembrado unas 60.000 hectáreas aproximadamente”, explicó. Sin embargo, el bajo rendimiento y los retrasos en la cosecha obligaron a concentrar el procesamiento únicamente en la nueva planta.

Subrayó que en un año considerado “normal”, el rendimiento promedio se ubica entre 2.500 y 2.700 kilos por hectárea, lo que habría permitido procesar alrededor de 150.000 toneladas. “Este año no creo que hayamos llegado ni a 60.000 o 65.000”, estimó.

Menor superficie algodonera. De cara a la próxima campaña, las perspectivas anticipan una reducción en el área sembrada. “Va a haber una baja en la superficie, sin duda”, aseguró, al señalar que los bajos rendimientos, la calidad afectada y la falta de recuperación de los precios internacionales condicionan las decisiones de los productores.

Remarcó que el 2025 dejó un balance negativo para el algodón chaqueño, con fuerte impacto productivo e industrial. Si bien el escenario para 2026 se presenta con cautela, el sector deposita sus expectativas en una normalización climática que permita comenzar un proceso de recuperación.