El banco especializado en agronegocios y alimentación, Rabobank, señaló en sus perspectivas anuales para 2024 que el precio de los alimentos tenderá a caer significativamente debido, fundamentalmente, al incremento de la producción de maíz, soja, azúcar y café que ocurre como respuesta a los altos precios de los últimos dos años, lo que implicaría que la caída del costo de los commodities elevaría en gran escala las ganancias de algunos sectores, como la industria láctea y la cárnica y, en general.

De acuerdo con lo publicado en Clarin, a partir de 2020, los precios de los commodities agrícolas se elevaron vertiginosamente como consecuencia de la finalización de la pandemia del Covid 19. Luego treparon todavía más por el efecto hondamente disruptivo de la invasión de Rusia a Ucrania ocurrida el 24 de febrero de 2022, que afectó a los dos mayores productores de trigo del sistema global, que son precisamente Ucrania y Rusia.

En general, aumentaron los precios de los alimentos más esenciales para la nutrición cotidiana como los lácteos y los huevos, convertidos en los componentes fundamentales del alza extraordinaria de la inflación alimentaria.

Este es un proceso que se ha desplegado en los últimos tres años y que le ha otorgado un carácter extremadamente volátil a los mercados de los commodities agrícolas.

Esta tendencia se manifiesta también en relación al precio del trigo, que es el grano absolutamente esencial para los países en desarrollo, y que experimenta en 2024 su quinto año consecutivo de déficit global entre la oferta y la demanda en el mundo entero.

Rabobank prevé, específicamente, una caída vertical del precio del trigo, debido a que habría este año una nueva y excepcional cosecha rusa, que le permitiría exportar más de 60 millones de toneladas, lo que derrumbaría los precios del grano en el mercado global.

Rabobank advierte que en los últimos seis meses los precios del trigo han disminuido más de 25 por ciento, en una caída que puede multiplicarse por dos o por tres en el ciclo 2024/2025.

Agrega también el banco holandés que si la guerra entre Rusia y Ucrania continúa en el largo plazo, tendría consecuencias de crisis alimentaria para el sistema global.

El punto decisivo que subraya el Rabobank es que más de 70% de las exportaciones trigueras pasan por los puertos de Rusia y Ucrania sobre el Mar Negro.

Al mismo tiempo, hay que recordar que el acuerdo entre Rusia y Ucrania impulsado por Naciones Unidas y Turquía permitió que en 2023 el agro ucraniano exportara más de 33 millones de toneladas de trigo. Pero eses acuerdo fue denunciado por Rusia en los últimos cinco meses, por lo tanto Ucrania sigue excluida del mercado mundial.

Rusia es el primer productor de trigo del mundo y el principal exportador global con 22 % del total de las ventas externas del sistema internacional en el ciclo 2023/2024, cuando era solo 15.9%  en el periodo 2021/2022. Esto explica que Rusia haya cubierto las pérdidas de Ucrania en el mercado global.

Las ventas ucranianas representan ahora solo 6.4 por ciento del total, cuando ascendían a 9.2% en el ciclo 2021/2022.

La potencia exportadora Rusa se manifestó ante todo en las exportaciones de 46 millones de toneladas de trigo que realizó en 2022, cifra semejante a la proyectada para este año, aunque podría llegar a alcanzar 50 millones de tonelada o más, según la estimación del Rabobank .

El punto fundamental que subraya el banco agroalimentario holandés es que no hay opción en el mundo a la oferta de Rusia y Ucrania, de modo que, si estos dos grandes antagonistas de esta guerra, convertida en un conflicto de largo plazo, por cualquier motivo disminuyeran bruscamente sus ventas de trigo al mundo, el resultado inexorable sería un catastrófico salto inflacionario. No hay plan B en el agro mundial para la provisión de trigo de Ucrania y Rusia en el sistema internacional.