La semana pasada entró en vigor la legislación contra la deforestación de la Unión Europea. Las empresas deberán confirmar que el aceite de palma, la soya, el café, el cacao, la madera, el caucho y la carne, además de derivados como muebles, productos de cuero, papel impreso o chocolate, no estén relacionados con la deforestación o la degradación forestal ocurrida después del 31 de diciembre de 2020.
Las empresas importadoras tendrán 18 meses para prepararse, pero las pequeñas y medianas empresas tendrán más tiempo.
Es la regulación mundial más fuerte contra la deforestación. La lista de productos básicos se actualizará periódicamente de acuerdo con la dinámica del desmonte. Durante los próximos 18 meses, la UE designará categorías de países divididos en riesgo bajo, alto y estándar. Los productos de países de bajo riesgo se someterán a procedimientos de diligencia debida más sencillos. Las autoridades europeas controlarán el 9% de los envíos provenientes de países de alto riesgo.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, declaró el mes pasado que la “desconfianza” no puede guiar el acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, y lamentó estas exigencias ambientales de los europeos, tras reunirse con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. “Entre socios estratégicos debe existir la premisa de la confianza mutua y no la desconfianza y sanciones”, dijo Lula.
La declaración de la Comisión Europea dice que la UE “trabaja con EEUU y China para unir fuerzas y establecer medidas similares para eliminar la deforestación de las cadenas de suministro”. Los congresistas demócratas están presionando a EEUU para que apruebe una legislación similar a la ya aprobada en la UE.
