El 2026 se proyecta como un año en el que la política económica y comercial internacional dejará de ser un factor externo para convertirse en una variable central en la toma de decisiones empresariales. Así lo planteó Gonzalo Oleggini, especialista en negocios internacionales, en diálogo con Valor Agregado por Radio Asunción 1250 AM, al analizar los desafíos que enfrentan los países del Mercosur y su impacto directo sobre el negocio exportador.
Para Oleggini, el escenario global obliga a las empresas exportadoras, y especialmente a las del sector agroindustrial, a incorporar de forma estructural el análisis geopolítico dentro de sus estrategias de inserción internacional. “Hoy la geopolítica pasó a ser parte del proceso de internacionalización. Ya no alcanza con tener producto, calidad, logística o precio: ahora también hay que analizar qué mercados pueden complejizarse por razones políticas o geopolíticas”, afirmó.
Según explicó el especialista, este cambio de paradigma se consolidó a partir de la invasión de Rusia a Ucrania y se profundizó en los últimos años. “Antes, la geopolítica no tenía esta relevancia en las decisiones comerciales. Hoy es una de las variables más importantes arriba de la mesa”, sostuvo.
Este contexto obliga a las empresas del Mercosur a evaluar no solo oportunidades comerciales, sino también riesgos políticos, alineamientos internacionales y posibles tensiones entre bloques. “De ese análisis depende a qué mercado voy, a cuál no, y dónde tengo mayores oportunidades reales de crecimiento”, agregó.
Accesos comerciales: el gran partido del Mercosur
Más allá de los buenos resultados en apertura de mercados y mejora del valor medio de exportación, el especialista fue claro al señalar que el gran desafío para el Mercosur pasa por mejorar sus accesos comerciales. “La competitividad futura depende de aranceles más bajos, mayores cuotas y mejor posicionamiento en los mercados”, afirmó.
En este punto, diferenció dos caminos. Por un lado, la lógica bilateral que impulsa Estados Unidos, basada en afinidades políticas e ideológicas. Por otro, la vía tradicional del comercio internacional: los acuerdos comerciales y tratados de libre comercio. “Estados Unidos juega su propio partido, pero el resto del mundo sigue funcionando bajo la lógica de los acuerdos”, explicó.
Mercosur: balance crítico y desafíos pendientes
Consultado sobre el futuro del Mercosur, Oleggini fue crítico. “Después de casi 35 años, está muy lejos de cumplir los objetivos que motivaron el ingreso de países como Paraguay y Uruguay”, afirmó. Si bien evitó calificar directamente como un fracaso, sostuvo que el bloque no ha sido efectivo desde el punto de vista comercial para los países más pequeños.
“El Mercosur ha sido funcional principalmente a Brasil, que no asumió el liderazgo que se esperaba, como sí lo hizo Alemania en la Unión Europea. Lidera cuando algo no le conviene, pero no cuando el bloque necesita avanzar”, señaló, recordando que esta crítica fue planteada con dureza por el propio presidente de Paraguay en la última cumbre.
Estados Unidos, inflación y una ventana para la carne
En el corto plazo, Oleggini señaló que uno de los grandes focos estará puesto en el comportamiento de Estados Unidos y en las decisiones de su presidente, Donald Trump. “Estados Unidos está reconfigurando su política comercial, con un enfoque más bilateral y con una fuerte incidencia sobre América Latina”, indicó.
En el caso específico del mercado cárnico, el especialista coincidió en que el país norteamericano seguirá necesitando carne importada. “La recomposición del rodeo lleva tiempo, no menos de dos o tres años. Esa ventana ya está corriendo y puede extenderse si no se acelera la producción interna”, explicó.

En ese sentido, destacó que la importación de carne es una herramienta funcional para el objetivo de reducir la inflación en Estados Unidos. “Cuando es más barato importar que producir internamente, se va a seguir importando. Para ellos es una forma de bajar precios; para nosotros, un ganar-ganar porque accedemos a valores superiores a los de otros mercados”, remarcó.
Elecciones regionales e incertidumbre política
Oleggini también advirtió que el 2026 estará atravesado por procesos electorales relevantes en la región, como en Brasil y Colombia, lo que suma un componente adicional de incertidumbre. “No solo tenemos inestabilidad global, sino también regional, y eso nos impacta de cerca como bloque exportador”, señaló.
Un 2026 que exige estrategia y diplomacia comercial
De cara al próximo año, la mirada de Gonzalo Oleggini deja un mensaje claro para los países del Mercosur: el potencial exportador está, pero la competitividad futura dependerá cada vez más de la política comercial, la diplomacia económica y la capacidad de mejorar los accesos a los mercados.
“Ser grandes proveedores de alimentos no alcanza si no se acompaña con acuerdos, aranceles más bajos y una inserción inteligente en un mundo cada vez más atravesado por la geopolítica”, concluyó.
