El debate sobre el levantamiento de la vacunación contra la fiebre aftosa vuelve a ocupar un lugar central dentro del sector ganadero, principalmente luego de que la Asociación Rural del Paraguay (ARP), presentara su parecer técnico y su propuesta en relación al “Plan Estratégico 2018-2028 del Programa de Erradicación de la Fiebre Aftosa”.
En medio de distintas posturas, la consigna que más resuena entre los productores es la de avanzar con cautela, garantizando la seguridad sanitaria y la estabilidad productiva del país.
En contacto con Valor Agro, el productor ganadero Francisco Parcerisa señaló que, si bien, Paraguay ha logrado un estatus sanitario sólido y una alta inmunidad del rodeo, “el riesgo de avanzar sin la preparación adecuada es muy grande”.
Explicó que el proceso de dejar de vacunar implica sustituir la inmunización por un sistema de vigilancia epidemiológica capaz de detectar de inmediato cualquier brote o sospecha de la enfermedad. “Esa parte es la más delicada”, afirmó.
“No estamos aún preparados para implementarla de golpe. Este paso requiere práctica, capacitación y, sobre todo, confianza de los productores para reportar los casos sospechosos”, puntualizó, añadiendo que todo este proceso llevará tiempo.
El ganadero explicó que el sistema productivo aún no cuenta con la estructura ni la confianza suficiente para implementar con éxito la vigilancia epidemiológica. “Cada productor deberá ser capaz de reportar un caso sospechoso, pero si no existe seguridad ni conciencia plena del proceso, eso no va a ocurrir”, enfatizó. En ese sentido, consideró que la falta de preparación podría “significar un retroceso importante” en materia sanitaria.
Parcerisa destacó que la propuesta presentada recientemente por la Asociación Rural del Paraguay (ARP) ante el Senacsa, “apunta en la dirección correcta” alegando que la prioridad debe ser “pasar de etapa con el menor riesgo posible” y observar lo que sucede con los países vecinos que recientemente suspendieron la vacunación.
“Debemos ver cómo les va a Brasil y Bolivia antes de dar ese paso. Hay demasiado que perder y no está claro cuándo ni cuánto podríamos ganar con esto”, expresó.
Recordó que, tras varios años de sequía y dificultades económicas, los ganaderos recién comienzan a recuperarse y que una decisión apresurada podría generar más incertidumbre. “Cuando apenas levantamos la cabeza después de seis o siete años de sequía, nos enfrentamos a un nuevo riesgo. Es lógico que la gente reaccione y quiera proteger su patrimonio”, afirmó.
Insistió en que el país cuenta con un estatus sanitario reconocido y con carne de excelente calidad, lo que ha permitido la apertura de nuevos mercados sin necesidad de modificar el esquema actual. “Seguimos abriendo mercados y mantenemos el mismo estatus. Entonces, ¿para qué arriesgar todo cambiando el sistema?”, cuestionó.
Finalmente, hizo un llamado a las autoridades y a los actores del sector a priorizar la estabilidad y el consenso. “Tiene que prevalecer la prudencia. No se trata de falta de confianza en nuestra inmunidad, sino de falta de confianza en la efectividad de dar este paso ahora. El cambio de estatus sanitario debe hacerse con preparación, no con apuro”, concluyó.
