Una investigación interinstitucional realizada por la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa), la Dirección General de Servicios Ganaderos y el Instituto Plan Agropecuario cuantificó por primera vez en años el impacto económico real de la garrapata en Uruguay.
El resultado es contundente: las pérdidas anuales alcanzan al menos US$ 92 millones, con posibilidad de ser aún mayores.
El estudio dividió al país en tres zonas según el nivel de afectación. En el norte hiperendémico, la garrapata alcanza al 85% del rodeo, mientras que en las zonas endémicas la incidencia es del 40% y en las esporádicas del 5%. Sobre los animales infestados, la presencia de hemoparásitos agrava el daño productivo y sanitario.
Las mayores pérdidas provienen de la mortandad anual de unas 66.000 cabezas, valuadas en casi US$ 30 millones. A esto se suma la merma productiva por babesiosis: los animales sobrevivientes pierden en promedio 11% de ganancia de peso, lo que equivale a 9,1 millones de kilos menos de carne, o US$ 17,1 millones.
El informe también cuantifica costos elevados en tratamientos veterinarios, vacunación, mano de obra y desvalorización de cueros, que en conjunto explican gran parte del impacto económico. Solo en medicamentos y tratamientos, el gasto supera los US$ 25 millones anuales.
Según explicó el técnico del Plan Agropecuario Rafael Carriquiry, el modelo utilizado refleja la realidad productiva, aunque no incluye variables clave como pérdidas reproductivas o riesgos comerciales por residuos de garrapaticidas en carne. “Hoy podemos decir que la garrapata le cuesta al país cerca de US$ 100 millones por año, y probablemente sea más”, advirtió.
El trabajo aporta un dato central para la región: dimensionar el daño económico permite discutir con mayor claridad cuánto invertir en prevención y control, frente a una problemática sanitaria que por sí sola representa cerca del 10% de las pérdidas sanitarias totales del agro uruguayo.
