Luego de una década en la que el mercado mundial de maíz estuvo amenazado por las bajas existencias, el año 2014 marcó como fenómeno decisivo de la agricultura una cosecha récord a nivel mundial y especialmente en el principal productor: EEUU. Ese es el factor principal que traslada presión bajista al resto de los granos y de los productos del agro.
La presión alcista en el precio del maíz, y por lo tanto en el resto de los granos, empezó en 2005 cuando al despegar el uso de etanol empezó a bajar el stock en EEUU. Las reservas en aquel año pasaron de 54 millones de toneladas a 50 millones en 2006 y a 33 millones en 2007. Para un país que tenía un consumo de 230 millones de toneladas en aquel entonces y de 300 millones de toneladas anuales en el presente, el aumento del uso de etanol y lo escaso de las reservas significaban un riesgo.
La industria alcoholera cada vez demandaba más y cuando vino la sequía de 2012, la situación del maíz se volvió grave. Las reservas fueron en caída. De 29 millones de toneladas en 2010 a 25 millones en 2011 y a 20 millones en 2012. La situación se volvía amenazante.
La sequía interna y la demanda externa habían dejado a EEUU sin stock de maíz y soja, pero los precios con una suba tan fuerte como la que tuvieron en 2011y 2012 generaron la ofensiva de la oferta que generó la gran cosecha de 2014, el principal suceso de la agricultura mundial del año pasado.
En dos años, la reserva de maíz de EEUU pasó de 20 a 50 millones de toneladas, originada en un aumento fuerte de área y rendimiento. Por un lado, el área maicera de EEUU se fue a 35,5 millones de hectáreas, la mayor de la historia. Y el rendimiento se acercó a las 11 toneladas por hectárea. De ese modo, EEUU pasó de la crisis el año de la sequía cuando produjo 254 millones de toneladas a la abundancia este año al cosechar 365 millones de toneladas.
Así como el petróleo es un determinante de los precios de las materias primas en general y de los granos en particular, el maíz es un determinante del precio de los demás granos. Baja la referencia del trigo y la cebada forrajera, y limita las posibilidades de rebote del precio de la soja. Ante una sobreproducción tal de maíz en EEUU, en la próxima primavera los farmers limitarán la superficie sembrada con el cereal y mantendrán o incluso aumentarán el área sojera. Esa es una de las razones por las que muchos analistas dudan de un rebote de los precios de la soja en 2015 y por la cual en el Mercosur el área sojera siguió aumentando: el maíz va en retroceso.
Del lado de la demanda, el etanol ha estabilizado el volumen producido, en competencia con los combustibles. Sigue siendo negocio para las empresas estadounidenses tomando como motor del mismo no ya la creciente demanda de los años anteriores sino la abundancia de materia prima a un precio accesible.
El empuje del maíz no se limitó a EEUU: la producción mundial de la zafra 2014/15 se acerca a los 1.000 millones de toneladas, la mayor producción de cultivo alguno en la historia. Un envión similar al del petróleo en cierta manera para asegurarle al mundo una era de precios accesibles en los granos básicos. Los cultivos principales –trigo, maíz, arroz y soja– tienen un nuevo equilibrio y esa es una situación desafiante para Uruguay.
Algunas estimaciones
Pero la baja de la producción permite que las reservas de EEUU bajen de los 50 millones de toneladas a unas 45 millones. Es decir, la baja de precios al productor empezará a generar un ajuste moderado en la oferta de maíz de la próxima cosecha. Pero eso no debería tampoco alentar la perspectiva de rebotes violentos en los precios.
El USDA está esperando que los agricultores estadounidenses cobren unos US$ 134 por tonelada promedio para esta cosecha y luego un ascenso muy gradual, a los US$ 140 el año próximo rumbo a US$ 150 como precio de largo plazo, en una proyección que llega hasta 2024.
Con un precio de maíz que es la mitad del que mostró en sus momentos pico de 2008 y 2012, y que es sensiblemente menor al que parecía sería la nueva normalidad durante el súper ciclo alcista de las materias primas, la soja, que muchos esperan a US$ 400 con referencia a Nueva Palmira, el USDA la ve por debajo de US$ 315 para los productores estadounidenses en 2015 y con un precio de equilibrio de largo plazo de US$ 350.
En cierta medida la reacción de la producción de maíz en EEUU ha sido similar a la del petróleo y otro factor que contribuye a mirar con precauciones los años por venir en materia de precios de los alimentos. El bajo precio del maíz no solo pone un tope a las cotizaciones de los otros granos. También le da a los productores de lácteos y de feedlots de EEUU una posibilidad de aumentar la producción basada en una favorable relación insumo/producto. Para la lechería es un problema de corto plazo. Con maíz barato la producción estadounidense mantendrá un crecimiento que se sumará a la inercia de fuerte producción que trae Nueva Zelanda.
Un precio internacional bajo de maíz pone una tónica de moderación a casi todos los precios internacionales, pero en el caso de la carne vacuna el “efecto maíz” demorará en expresarse porque los rodeos están disminuidos y llevará años recomponerlos.
Otra similitud con el petróleo, aunque haya abundancia en el mundo, al productor uruguayo que tiene que comprar gasoil o maíz, el precio le queda muy por encima de los valores de referencia global.
Se trata de un cultivo muy sensible al agua. Por otro lado, China volvió a autorizar en estos días la importación de algunas variedades genéticamente modificadas que habían sido prohibidas. Como en los demás granos, tras un desplome a mediados de 2014, los precios se han estabilizado. Las compras de China o alguna sequía pueden darle una mano, pero por ahora no es el escenario más probable.
Fuente: el observador - uy