Por Federico Morixe | Analista de mercados agrícolas
El comercio global de granos atraviesa un momento decisivo, marcado por las proyecciones de la USDA para el ciclo comercial en Estados Unidos, sumado a los volúmenes de producción en Brasil y Argentina, así como las expectativas en torno a la próxima temporada de siembra en EE.UU. Esta confluencia de factores introduce un nivel significativo de incertidumbre y abre la puerta a la posibilidad de que los compradores modifiquen el origen de sus adquisiciones de grano, buscando alternativas que mejor se ajusten a sus necesidades y a las dinámicas cambiantes del mercado global.
Esta situación se ve influenciada por la volatilidad de los precios en la Bolsa de Chicago, un referente mundial para el mercado de granos, que, junto con las fluctuaciones en las “BASES” (diferenciales de precio local frente al precio de referencia de la Bolsa de Chicago), determina de manera significativa la dinámica de oferta y demanda. Estos elementos, junto con los costos de flete, juegan un papel crucial en decidir el flujo global del grano, pudiendo conducir a situaciones de “cancelación” en los contratos de venta. Este término no se refiere a la eliminación de obligaciones contractuales, sino a acuerdos compensatorios que permiten redirigir las ventas hacia nuevos compradores, afectando potencialmente los precios internacionales y la estabilidad del mercado.
Desde el momento de la venta por parte de los agricultores hasta su llegada al consumidor final, el grano atraviesa un complejo sistema de comercio, cambiando de manos numerosas veces y recorriendo grandes distancias. Esta intrincada red, lejos de ser una ineficiente, asegura la disponibilidad global del grano, equilibrando oferta y demanda y adaptándose a las variaciones del mercado. La cadena de suministro del grano subraya la importancia de la logística y el arbitraje entre distintos intermediarios para mantener la fluidez y la rentabilidad del sector, demostrando la vitalidad del comercio entre compañías frente a los esfuerzos de simplificación.
“El Viaje” del Grano. El recorrido del grano desde su entrega en los silos hasta el consumidor final es un proceso complejo y extenso, que implica su paso por 8 a 20 diferentes empresas y un viaje de más de 3000 km mediante ferrocarril, camión o barcaza. Este viaje inicia con la venta del grano a entidades como plantas de silos o de alimentación animal y puede incluir múltiples ventas antes incluso de su embarque. Los compradores finales, incluidas las instalaciones de exportación, gestionan el transporte marítimo y la documentación necesaria para llevar el grano al extranjero, donde es descargado y almacenado por otras compañías, subrayando la crucial importancia de la logística en el comercio global de granos.
Este sistema, aunque pueda parecer ineficiente a primera vista, es fundamental para mantener el equilibrio entre la oferta y la demanda a nivel mundial, facilitando la disponibilidad del grano donde y cuando se necesite. La cadena de comercio de granos, con sus múltiples intermediarios, asume riesgos y gestiona la logística para asegurar la fluidez en el mercado. A pesar de los esfuerzos por simplificar este proceso, el intercambio entre compañías sigue siendo esencial para dispersar el riesgo y adaptarse a las fluctuaciones en la demanda y los costos de flete, demostrando la importancia del arbitraje para la rentabilidad y eficiencia del sector. Este complejo, pero necesario sistema destaca la interconexión global y la dependencia mutua dentro de la industria de granos.
Optimización y Estrategias. El mercado de granos destaca por su constante búsqueda de maximizar ganancias, ajustando eficientemente el número de intermediarios para optimizar la rentabilidad. La feroz competencia entre comerciantes y la posibilidad de que los agricultores vendan directamente impulsa la eficiencia en este sector. Aunque retirarse de acuerdos sin enfrentar penalizaciones económicas es complicado, las cancelaciones se aceptan cuando benefician a todas las partes, manteniendo un equilibrio entre rentabilidad y fluidez comercial.
Contrario a lo que algunos agricultores puedan pensar, las subas de los precios de los futuros en CBOT del grano no dictan las decisiones de cancelación. Las compañías evalúan la rentabilidad de sus operaciones basándose en la base y los diferenciales del mercado de futuros, intercambiando posiciones para mitigar riesgos. Los comerciantes monitorean los diferenciales de flete y la base para asegurar la máxima rentabilidad, adaptándose a las fluctuaciones que puedan presentarse en los costos globales de transporte y en las condiciones del mercado.
En la actualidad, los granos sudamericanos entregados en Asia representan una opción más económica en comparación con los estadounidenses, lo que podría influir en las futuras decisiones de compra pero no necesariamente resulta en cancelaciones. La dinámica del comercio permite ajustes hasta el momento del envío, con comerciantes buscando constantemente renegociar contratos para aprovechar oportunidades más rentables, generando potencialmente un efecto dominó en toda la cadena comercial.
Este enfoque dinámico y adaptable subraya la naturaleza compleja y estratégica del mercado de granos, donde cada participante, sin importar su posición en la cadena, busca maximizar sus ganancias frente a las cambiantes condiciones globales.
La Dinámica del Mercado. En el competitivo mercado de granos, la máxima de “comprar barato y vender caro” guía las operaciones, incluso en situaciones de cancelación, manteniendo la eficiencia a pesar de la complejidad de la cadena de intermediarios. Esta regla puede llevar a que los comerciantes revendan el grano a su origen si encuentran una oferta más rentable localmente, como un silo que opta por vender a una planta procesadora local o regional en lugar de seguir con un acuerdo de exportación, aprovechando para obtener ganancias.
Sin embargo, el proceso de cancelación conlleva sus costos. Cada empresa busca obtener beneficios en cada transacción y el esfuerzo requerido en cada paso, como cambiar el destino de un envío, influye en la ganancia deseada. A pesar de esto, la competencia dentro del mercado regula los precios y las ganancias, dado que la logística de distribución del grano implica a múltiples actores y crea un ambiente competitivo.
Incluso los agricultores tienen la oportunidad de participar en este proceso, pudiendo negociar beneficios al reasignar el destino de su grano por un precio superior en el momento del envío, como también operar en los mercados de futuros. Este sistema subraya la complejidad y la naturaleza competitiva del comercio de granos, donde cada participante busca maximizar sus ganancias dentro de un marco de operaciones constantemente ajustable.
Complejidades. Las cancelaciones en el mercado de granos pueden ser un proceso complejo y costoso, involucrando hasta 20 transacciones distintas, especialmente cuando se toman en cuenta las variadas compañías de transporte. Esta complejidad se ve reflejada en la fluctuación de costos de cancelación, que puede exceder o ser menor a los 30 dólares de diferencia entre la soja sudamericana y la estadounidense. Tal incertidumbre contribuye a la volatilidad de los precios en el mercado, dado que las cancelaciones no se manejan uniformemente.
Una cancelación significativa puede generar efectos ondulantes en el mercado, presionando inicialmente la base local y posteriormente ampliando los diferenciales (entre los meses) entre los contratos futuros, lo que a su vez afecta el mercado de futuros. Estas dinámicas a menudo se anticipan en el mercado a través de caídas en la base doméstica o cambios en la logística, generando rumores y volatilidad en los precios de futuros, los cuales pueden recuperarse rápidamente en ausencia de confirmaciones de cancelaciones.
Adicionalmente, este proceso puede experimentar un giro inesperado; por ejemplo, cuando los silos que tienen grano designado para la exportación encuentran que los precios del mercado interno son más beneficiosos, pueden optar por solicitar la cancelación de sus contratos de exportación. Esta situación puede provocar ajustes significativos en toda la cadena de exportación, repercutiendo en los precios futuros en Chicago y, por ende, en el mercado mundial. Este fenómeno, particularmente evidente en el mercado americano, destaca la intrincada interrelación del comercio de granos a nivel global. A pesar de que puede parecer ineficiente, la feroz competencia entre la multitud de participantes en el mercado contribuye a la mitigación de riesgos, asegurando que el grano se dirija hacia las áreas de mayor demanda y reflejando los principios esenciales de la oferta y la demanda.
En este contexto, es crucial que los agricultores exploren estrategias para mitigar los riesgos asociados a estas fluctuaciones y cambios en el mercado. Implementar tácticas como la diversificación de cultivos, el uso de contratos de futuros, seguros de precios, para asegurar precios o incluso la exploración de mercados alternativos, son esenciales para mantener la estabilidad y previsibilidad de sus ingresos. La capacidad de adaptarse a las dinámicas del mercado, anticipando y respondiendo a las tendencias, no solo protege a los agricultores contra posibles pérdidas, sino que también les permite capitalizar las oportunidades que surgen de la volatilidad inherente al comercio de granos. Este enfoque proactivo hacia la gestión de riesgos subraya la importancia de la resiliencia y la adaptabilidad en el sector agrícola, elementos clave para la sostenibilidad a largo plazo de la agricultura en un mercado global cada vez más interconectado.