A pesar de que se pusieron en marcha las reformas impositivas para el sector agropecuario el año pasado, las agroexportadoras siguen con un aporte muy bajo a la economía, según los datos presentados por la Subsecretaría de Estado de Tributación (SET) y el Ministerio de Hacienda.
Desde que se realizaron las modificaciones en el Iragro (ex Imagro), la recaudación del mismo casi subió de US$ 15 a US$ 29 millones, pero representa apenas el 1,4% de las recaudaciones totales del Tesoro.
Resulta en una participación obscenamente indignante teniendo en cuenta que el sector movió más de US$ 5.000 millones el año pasado.
En el 2013, el Imagro había recaudado apenas US$ 15 millones, siendo que el sector fue el de mayor crecimiento dentro del PIB.
El mismo ex ministro de Hacienda, Germán Rojas, venía criticando que los grandes agroexportadores aportan “cero y menos cero” a las arcas del Estado.
Aunque indirectamente el sector genere movimiento por medio del transporte y otras actividades, el aporte directo es muy bajo para un país con tanta necesidad de inversión.
POBRES PAGAN
Con este esquema, los más pobres son los que siguen sosteniendo el funcionamiento del Estado a través del IVA al consumo, un golpe muy duro para los paraguayos que apenas registran ingresos para sobrevivir.
Se espera que este año, en el que el Iragro entra plenamente en vigencia, alcance a todos los que deben contribuir al mismo y que los ingresos tributarios aumenten en una proporción mucho mayor.
CALIDAD DEL GASTO PÚBLICO
Por otro lado, el Gobierno debe comprometerse a redireccionar el gasto público hacia uno de mayor calidad, en donde un aumento de la recaudación no se utilice para satisfacer nuevos aumentos de gastos corrientes (salarios), sino que redunden en beneficios reales para la ciudadanía.
Por ejemplo, se podrían destinar una mayor cantidad de recursos al desarrollo de la sociedad rural para mejorar la educación y los centros asistenciales, todavía tan carentes de un nivel aceptable.
Dejando ya un poco de lado la efusividad por los buenos números macroeconómicos que nuevamente ha presentado el país, es necesario tener una mirada más amplia y dar espacio a los resultados de algunos indicadores sociales.
Los mismos, como el nivel y la calidad del empleo y de los ingresos, están demostrando que tanto la expansión del producto interno bruto (PIB) y la baja inflación, entre otros, no se han trasladado aún de manera eficiente y eficaz al aspecto social de la población, en términos de mejoramiento de la calidad de vida propiamente dicho.
EN DEUDA
“Los indicadores sociales continúan por debajo de los promedios latinoamericanos y más lejos aún de los de los países vecinos como Brasil, Argentina y Uruguay’’, indica Verónica Serafini, del Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep) en su artículo ‘‘El desafío de vincular el buen desempeño económico con el bienestar de la población’’.
EL MODELO NO FUNCIONA
El modelo agroexportador es señalado por la experta como uno de los factores fundamentales que explican la pobre correspondencia entre los buenos números macro y los resultados sociales, debido a que éste “no estimula la suficiente generación de empleos para los adultos, además de ser su crecimiento sumamente volátil y no contribuir a promover inversiones que creen empleos formales y de largo plazo’’.
DIVERSIFICAR
Si bien es cierto que la economía nacional depende en gran medida de las materias primas ligadas al agro, también es cierto que sus propias características hacen que el crecimiento y desarrollo económico no puedan basarse únicamente en el mismo.
Menos aún cuando el sector no genera un efecto derrame sobre toda la estructura nacional, debido a que el pago de impuestos resulta definitivamente bajo si se tiene en cuenta el elevado monto de facturación y ganancias que presentan las grandes agroexportadoras a nivel país.
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