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Estrategia reproductiva: adaptarse a los cambios para grandes resultados

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Estrategia reproductiva: adaptarse a los cambios para grandes resultados

Juan Manuel Rodríguez | Gerente de línea de Reproducción en Rumiantes de Biogénesis Bagó.

Ya no caben dudas que realizar una sincronización de celos para implementar una inseminación artificial a tiempo fijo (IATF) en el rodeo, pone más dinero en el bolsillo del productor. La discusión actual pasa por cómo hacerlo y que se traduzca en mayores beneficios, utilizando todos los recursos y conocimientos de forma más eficiente, derramando en todo el sistema productivo del ganadero.

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A medida que las biotecnologías reproductivas siguen evolucionando, nos desafían a ser cada vez más ordenados y planificar con tiempo todas las tareas que son necesarias para implementar una IATF. Es que, con el avance de la investigación aplicada, se ha demostrado que los resultados reproductivos están afectados por un gran número de variables. No hace tanto tiempo atrás, previo a una IATF, nos ocupábamos de asegurar aquellas variables que entendíamos y sabíamos que podíamos manejar a fin de impactar positivamente: correcta disponibilidad de forraje, profesional veterinario, personal capacitado, disponibilidad de productos hormonales de calidad, instalaciones apropiadas, sanidad controlada y semen congelado de calidad y previamente testeado. Con todo eso, nos lanzábamos a inseminar y nos conformábamos con obtener un resultado alrededor del 50% de preñez o idealmente un poco por encima.

Resultados que superan el 60%, y en muchos casos lo hacen holgadamente, son cada vez más frecuentes y repetitivos en rodeos comerciales de la región. ¿Y cómo se ha llegado hasta ese nivel? El veterinario ha tenido un rol clave. La formación profesional en la materia ha llevado a una mejora en la implementación, pero también ha convertido a los colegas en mejores comunicadores, perfeccionando el asesoramiento, exponiendo los beneficios de la herramienta. Así, la comprensión por parte del productor del evidente impacto productivo y económico de esta biotecnología ha encontrado terreno fértil para seguir incorporando nuevos desarrollos e innovaciones. Además, existe una elevada tasa de incorporación de la ultrasonografía, que permiten hacer una evaluación objetiva con altísima precisión del estado fisiológico de los animales, permitiendo tomar decisiones al pie de la vaca en tiempo real.

Retomando el hecho de la innumerable cantidad de variables que afectan nuestro objetivo reproductivo durante una IATF, vemos que algunas están fuera de nuestro alcance (como el clima), pero otras, a pesar de conocerlas, no les prestamos suficiente atención, e incluso son más profundas de lo que pensamos. La buena noticia es que las podemos manejar y controlar.

Un gran número de estudios muestran que la ciclicidad de los animales condicionarán el resultado de la IATF. De la misma forma, la condición corporal (CC) del animal tiene correlación con la ciclicidad y, por ende, afecta también la fertilidad. Si bien existen desarrollos biotecnológicos, como el uso de eCG/PMSG durante la IATF para compensar esa situación de anestro (falta de ciclicidad), se han desarrollado nuevos enfoques innovadores complementarios, que ayudan no solo a nivel reproductivo, con impacto real en la ciclicidad y tasa de preñez de los animales; sino también a nivel inmunitario y favorecen la adaptación del animal al escenario productivo y reproductivo que le ofrecemos.

Las condiciones productivas de la región implican generalmente rodeos con altos niveles de anestro post parto, que suelen extenderse largos períodos y combinarse con una limitada oferta forrajera. Para que los animales logren buenas tasas de preñez a la IATF (o en servicio natural), deben llegar con buena CC y buena ciclicidad al momento de iniciar el trabajo. Eso nos sugiere evaluar la CC de los animales con anticipación (alrededor de 30 días; momento que coincide además con la implementación de vacunas reproductivas) y, de ser necesario, poder tomar acciones a nivel nutricional para lograr el efecto deseado. Se ha estudiado en profundidad que aquellos animales sometidos a situaciones nutricionales extremas o cambiantes, sufren de un tipo de estrés metabólico. En el mismo sentido, aquellos animales que son encerrados para las tradicionales y necesarias tareas de manejo, como también aquellos que son transportados o cambiados de ambiente, también están sometidos a otro tipo de estrés, que suele generar muchas veces inmunodeficiencias y otras problemáticas. A mayor estrés, de cualquier origen, hay un mayor gasto, un mayor esfuerzo por parte del animal para adaptarse a las nuevas condiciones, lo que sucede por sobre los requerimientos para seguir produciendo (carne, leche o la propia función reproductiva).

Como efecto secundario, esta sobre exigencia metabólica genera residuos oxidativos en grandes cantidades, creando un desbalance y en consecuencia lo que se conoce como estrés oxidativo, generando daño en los sistemas biológicos, afectando el sistema inmune y otros órganos. El mecanismo de defensa del animal para restablecer el balance es el sistema antioxidante, muy relacionado al sistema inmunológico, que busca reducir esos daños y prepara al individuo para adaptarse mejor a todos esos desafíos. Este sistema trabaja a nivel celular en todo el organismo, a través de enzimas específicas, las cuales necesariamente requieren que haya en el organismo niveles mínimos de Cobre, Selenio, Manganeso y Zinc (microminerales), y Vitaminas A y E. Incluso animales suplementados vía oral, con sales o comiendo forraje voluminoso, pueden tener niveles insuficientes de alguno de ellos, llevando a una ineficiencia o limitación del sistema antioxidante.

Existen diversos estudios científicos a campo que demuestran el beneficio de incorporar esta estratégica. Uno de ellos realizado en más de 700 vacas cebú con cría que pastoreaban y recibían sales, mostró que una suplementación estratégica inyectable de vitaminas y minerales antioxidantes, con una dosis 30 días antes y otra al inicio del protocolo de IATF, generaba una mayor tasa de ciclicidad al momento de la IATF, lo que se trasladó en una mejora en la preñez (61,1% vs 51,4% lo que sería casi 10 puntos porcentuales, equivalente a casi 19% más de preñeces) respecto a los animales sin suplementar. En el mismo estudio, otro grupo recibió sólo una dosis el día del inicio de la IATF y el resultado de preñez (57,7%) también fue significativamente mayor que el control sin ningún tratamiento (6 puntos porcentuales, equivalentes a más de 12% más de preñeces). La razón en ambos casos, y demostrado por análisis de muestras de sangre, fue que el sistema antioxidante de los animales tratados estaba mejor preparado para afrontar las consecuencias de los manejos propios de la IATF, los desafíos nutricionales y facilitando la adaptación a los diversos escenarios.

En el mismo sentido, información acumulada en varios estudios científicos a campo que involucraron más de 600 vacas taurinas con cría, mostraron que el uso estratégico de la suplementación antioxidante al momento del inicio de la IATF incrementaba en 50% la probabilidad de gestar, mientras que mejora en 10% la tasa de preñez a la IATF, lo que se tradujo en más de 23% de preñeces a favor del productor ganadero.

Esto quiere decir que disponemos del conocimiento y las herramientas necesarias para que esos resultados que antes parecían imposibles sean hoy en día moneda corriente y sigamos pensando en aumentarlos aún más. Pero claro, habrá que ser planificados y empezar a trabajar con anticipación. Hay que adaptarse a los tiempos que corren, pero también ayudar a nuestros animales a que puedan expresar todo su potencial y se adapten a nuestro sistema productivo.