La Fed y los inversionistas difieren sobre si Estados Unidos se encamina a un declive.
Los corredores de bolsa se preparan para otra semana frenética, impulsada por un debate cada vez más acalorado sobre si los síntomas de mala salud corresponden exclusivamente a los mercados financieros o también aquejan a la economía global.
Las acciones comenzaron el año con el pie izquierdo. Las pérdidas han sido encabezadas por sectores susceptibles a los vaivenes de la economía como los bancos, las automotrices y las empresas de consumo. Mientras tanto, los precios de los bonos del Tesoro estadounidense, considerados como una inversión segura, se han disparado y su rendimiento, que se mueve en sentido opuesto, ha caído más de medio punto porcentual este año.
Tales tendencias, junto con un alza de la prima que los inversionistas exigen para comprar bonos más riesgosos que los del Tesoro estadounidense, son consideradas como señales de una posible recesión.
No obstante, numerosos inversionistas dicen que no vislumbran señales de que la economía estadounidense esté en riesgo de caer en recesión, definida como dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. En su lugar, ven una economía que se sigue expandiendo, aunque a un ritmo desigual que se basa en un crecimiento sólido del empleo por varios meses y recientemente en ventas minoristas que crecieron más de lo previsto, según las cifras divulgadas el viernes. Algunos señalan que los que se fijan en las señales de riesgo de recesión del mercado corren el riesgo de estar siguiendo un indicador que refleja la fortaleza de la economía como lo hacía antes de que la Reserva Federal iniciara un ciclo de política expansiva.
Los analistas y los gestores de portafolio prevén que la volatilidad en los mercados de acciones, bonos y divisas siga en aumento mientras este debate se desarrolla.
«Estamos en un momento de inestabilidad en los mercados», reconoció Jason Evans, cofundador del fondo de cobertura NineAlpha Capital LP en Nueva York, y ex responsable de corretaje de bonos soberanos estadounidenses para Deutcshe Bank AG y Goldman Sachs Group Inc. «La gente sencillamente no sabe lo que está pasando».
Un indicador de volatilidad ampliamente seguido en el mercado de bonos del gobierno estadounidense de US$13 billones alcanzó la semana pasada su nivel máximo en 12 meses. La volatilidad en los mercados cambiarios llegó a su mayor nivel desde 2011, según el JP Morgan Global FX Volatility Index.
El índice de volatilidad Vix de la CBOE, que mide las fluctuaciones de las expectativas de precios de las opciones y es considerado el índice del temor de Wall Street, subió la semana pasada aunque sigue por debajo de los máximos de agosto.
Los movimientos capturan la ansiedad que se ha apoderado de los gestores de fondos en medio de la incertidumbre sobre el crecimiento económico y el impacto de políticas monetarias poco ortodoxas -como las tasas de interés negativas- en el sistema financiero global.
Algunos temen que el repunte de los principales indicadores bursátiles estadounidenses el viernes será efímero. Los mer-cados estadounidenses permanecerán cerrados el lunes, mientras que los mercados en China reanudarán sus operaciones por primera vez después de estar cerrados durante una semana debido al Año Nuevo Lunar.
«La sensación es que podríamos ver algo de China. sin poder reaccionar en los mercados estadounidenses hasta el martes», dijo Jim Ryan, vicepresidente sénior de WallachBeth Capital.
También el lunes, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, intervendrá ante un comité del Parlamento Europeo en Bruselas. Draghi insinuó en enero que el organismo podría aumentar su estímulo en su reunión de marzo.
El miércoles la Fed difundirá las minutas de su última reunión de política monetaria, que los inversionistas estudiarán detenidamente en busca de pistas sobre la dirección de las tasas de interés tras el alza de diciembre, la primera de los últimos nueve años.
El viernes, el gobierno estadounidense anunciará los datos de inflación correspondientes a enero, lo que proveerá una nueva oportunidad para ver si los precios al consumidor, que han permanecido por debajo de la meta de la Fed de 2% anual durante 44 meses seguidos, empiezan a repuntar.
En este momento, los inversionistas no proyectan un alza de las tasas de corto plazo durante este año, según los mercados de futuros.
«Nos acercamos rápidamente a un enfrentamiento entre lo que cree el mercado y lo que cree la Fed», señala Kevin Giddis, director de mercados de capital de renta fija de Raymond James. «Esta discrepancia obvia entre los dos está produciendo la mayor parte de la volatilidad reciente. Eso probablemente continuará hasta que las cifras demuestren quien tenía la razón y quién estaba equivocado».
Pocos creen que el proceso será rápido e indoloro, lo que refleja en parte la falta de señales económicas claras en un momento en que EE.UU. sigue siendo la economía importante que goza de mejor salud, pese que su crecimiento aún no se aproxima a los niveles precios a la crisis.
«En algún momento, miraremos en retrospectiva y diremos que se trató de un bache, pero creo que va a durar más de seis meses», indica Jim Sarni, director ejecutivo de Payden & Rygel, quien señala que la volatilidad de los mercados se podría extender hasta las elecciones presidenciales estadounidense de noviembre.
En cuanto a la economía, «no es color de rosa, pero pisa terreno firme».
Fuente: The Wall Street Journal