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La crisis en los vecinos es una oportunidad para abrir nuevos mercados

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La crisis en los vecinos es una oportunidad para abrir nuevos mercados

Jefferson Nogaroli planteó transformar proteínas animales e invertir más en una marca país. Para Benjamín Fernández Bogado, el Gobierno debe mejorar gestión a fin de apuntalar la economía. Por su parte, el economista Hugo Royg instó a consensuar una agenda.

“El problema es saber usar la plata”

ypoti

Durante la conferencia magistral “Paraguay: de­safíos y oportunidades”, el doctor Benjamín Fernán­dez Bogado buscó sinteti­zar la coyuntura política y la situación económica del país y del Brasil. Además de los desafíos por venir en los próximos meses.

GOBIERNO

Con respecto al Gobierno actual, refirió que luego de 2 años de aprender cómo funciona el Gobierno y con una economía con viento a favor, hoy se puede con­cluir que las cosas van a empezar a ser diferentes o ya lo son, el maletero económico podría trans­formarse en un malestar político, en base no sólo a un país agitado, sino a un mundo en igualdad de condiciones.

La política generalmente tiene una zona de confort en las turbulencias, el país ha tenido en los últimos años una situación como ésta. En cambio, al inicio de este Gobierno, las cosas fueron tan fáciles que pa­recía que nada pasaría en los próximos años.

Al comienzo el Gobierno de Horacio Cartes tuvo un Congreso dócil, un Con­greso favorable, al que pudo presentarle sus pro­puestas en términos de lo que esperaba del país, y el Congreso aprobó varias leyes importantes, como leyes de responsabilidad fiscal, de envío de mili­tares a zonas de conflicto en el norte del país, la ley de APP, fueron algunas de las leyes que demostraron una absoluta sintonía en­tre ambos poderes del Es­tado, que no había sido la lógica del Paraguay desde el año 1993 durante el Go­bierno de Wasmosy.

Cartes ha tenido un apo­yo importante en térmi­nos políticos en las últi­mas elecciones de mayo, pero podría calificar ese triunfo como algo superior a lo que obtuvo, cuando se observaba la cantidad de personas que participa­ron del festejo posterior al triunfo de Pedro Alliana, se percata que hubo una falta de entusiasmo polí­tico que el Ejecutivo ten­dría que haber marcado como línea de conducta y como proyección para esta etapa de confrontación que se va a vivir.

Cartes comprobó que la política no es lo suyo y que la capacidad de financiar las campañas políticas no le hace ganar adherentes confiables. Hoy tiene va­rios nombres en el bolsillo pero declaro sesgo opor­tunista.

CONGRESO

La lucha en el Congre­so seguirá apareciendo y desapareciendo en fun­ción de los intereses. El costo de las lealtades será directamente proporcio­nal a lo que ambiciona el ejecutivo y el malhumor político dominará a la so­ciedad deprimida por su capacidad de consumo y de valor de su moneda.

El dinero de los bonos no mueve la economía y los políticos sólo apuestan al fracaso, el MOPC al final de este noveno mes del año no habrá usado más del 32% de su presupues­to, entonces se puede de­ducir que el problema de este Gobierno no es plata, sino saber usar el dinero para los propósitos que el Gobierno requiere en este momento económico.

El Presidente debe ad­mitir que falló en su se­lección, lamentablemente mantiene a los incapaces al costo de no asumir su error. Desconociendo que no hacerlo no le sacará la responsabilidad del cargo.

Durante este Gobierno entramos más temprano que nunca al período de agitación política, gene­ralmente eso se da al final del tercer período. Se ade­lantó un año innecesaria­mente.

Todo indica que la rela­ción con el Congreso será de mayor crispación y las lealtades cada vez más costosas de mantener­las. La no renovación de la Corte, la ausencia de acuerdos favorables para el Paraguay en el tema hidroeléctrico sumado al hecho de los bajos im­puestos a sectores de alta ganancia, pueden generar reacciones negativas de gran escala.

LEY 5282

La entrada en vigencia de la Ley 5282 este viernes producirá una avalancha de información sobre el funcionamiento del Esta­do que finalmente puede producir un cataclismo no por saber lo que ya cono­cemos, sino porque no se ha hecho casi nada para reformar el Estado. Las buenas intenciones han empedrado el camino del Gobierno.

Por otro lado, el sector social de clase media su­frirá las consecuencias de un dólar más alto y una desaceleración del consu­mo. Y la política encon­trará su combustible en la insatisfacción ciudadana.

Las instituciones sospe­chadas de corrupción y un Ejecutivo lento y timora­to para tomar decisiones indican que el pronóstico político es de agitación y conflicto.

Los secuestros del EPP en el norte y hasta aho­ra el claro triunfo de los delincuentes en ese te­rritorio y en las calles de las ciudades pondrán su cuota de miedo y repudio ciudadano. Quizás lo más importante es la pérdida gradual de la idea de un Gobierno de los mejores.

Jóvenes, campesinos, estudiantes, profesio­nales descontentos y agitados no son mues­tras de tranquilidad en el camino por venir. Si sumamos a sectores afectados en sus inte­reses, como los coope­rativistas, banqueros y empresarios, la cuestión política se nutre en el fracaso y no en la espe­ranza de días mejores. 

RECOMENDACIONES

Paraguay requiere re­pensar una política fuera del área de confort del compromiso crematís­tico individual. Lo peor que tiene el Gobierno es la ausencia de una oposi­ción real y sólida.

El Ejecutivo requiere or­denar su casa y cambiar el modelo de gerencia­miento. Ha probado fe­hacientemente que ese no es el camino y que lo que le hizo mal a Piñeira en Chile le puede aconte­cer a Cartes en Paraguay.

Es tiempo de acercarse a la sociedad para recons­truir un nuevo contrato. El anterior está cancela­do y las alianzas soste­nidas en la capacidad de compra y venta no son capaces de construir una política orientada hacia el interés de la gente.

La política sigue hoy a la economía, pero esta ne­cesita no solo un discurso optimista sino un equipo listo para defender las conquistas conseguidas. La política requiere en­tender la economía como espacio de realización del bien común. Lo con­trario llevará a todos al fracaso.

Fuente: 5 días.