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La crisis climática del 2020 fue “un punto de inflexión para la explosión de la agricultura en el Chaco”

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La crisis climática del 2020 fue “un punto de inflexión para la explosión de la agricultura en el Chaco”

Mirando a futuro, hay una cosa que está clara: “Hay muchos productores que no quieren volver a vivir la experiencia del año pasado”. Es que los ganaderos de la región Occidental se están dando cuenta que “con los precios del mercado de haciendas, en especial en el primer semestre del 2020, no hacer agricultura ya no es una opción. Ven que están obligados”, afirmó Federico Hellman

El Director Ejecutivo de SGA aseguró que la crisis del año pasado, por la prolongada sequía, la falta de alimentos, los altos costos de los insumos y los bajos precios del ganado, “fue un punto de inflexión para la explosión de la agricultura en el Chaco”.

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Actualmente hay muchos productores interesados en iniciar la agricultura en la región chaqueña, en su mayoría para consumo de los propios animales, y algunos otros, con más conocimiento en el manejo de la producción agrícola, apuntando a una posición más comercial.

Hellman explicó que a mediano plazo la lectura es que los commodities van a estar en cotizaciones altas, tanto la soja como el maíz; y dentro de la dieta de un confinamiento o del propio sistema ganadero, el maíz, al igual que la producción de forraje, juegan un rol importante. “La fuerza de la agricultura en el Chaco es una clara respuesta al alto precio del grano y la seca, quienes vieron con anticipación esa situación encontraron una mejora en la eficiencia del ciclo productivo, tanto en un mejor número de preñez como en kilos producidos en el invierno”, sumó.

Gran parte de los productores que empezaron o están por comenzar con la agricultura en la región Occidental buscan generar stocks de maíz propio, sea seco o húmedo, contó Hellman y agregó: “La apuesta es grande, se pretenden reservas de hasta para dos años, tanto en forraje de conservación como para grano”, dijo.

Con el impulso de la producción de maíz en la región del Chaco, el Director Ejecutivo de SGA afirmó que se dará una explosión de confinamientos; y aunque ya está sucediendo, dijo que falta mucho para llegar al máximo al que se podría, tanto en corrales como en la demanda del mercado. De todos modos, destacó la necesidad de solucionar algunos problemas logísticos y de infraestructura, ya que el promedio de los ganaderos chaqueños no cuentan con las condiciones adecuadas para recibir esa producción.

Con respecto al negocio del corral, Hellman comentó que el alza del maíz está afectando la ecuación debido a los valores de la carne. “Los números están muy finos, por lo que es posible que este año el negocio del confinador sea estratégico una vez se sensibilicen un poco más las referencias en función de la carne”, añadió.

En cuanto a los valores del gordo en relación a los granos, el ingeniero dijo que la ecuación se debe realizar considerando el costo de oportunidad del maíz, ya que es ahí donde se va a observar la eficiencia que tiene el productor ganadero en su propio sistema. “Con las variables actuales y considerando un margen razonable para el productor, el valor del gordo debería acercarse a los US$ 3,40 por kilo carcasa y un maíz puesto en estancia que no supere los Gs. 1.200 para cerrar todo el ciclo ganadero, tomando al corral como una parte más del sistema productivo”, señaló y repitió: “La cuenta está demasiada fina, hoy el mayor margen se va a lograr produciendo a pasto y no en los feedlots”.

De todos modos, comentó que una producción agrícola a costo disponible para la ganadería, deja al precio del maíz en US$ 78 a US$ 80 por tonelada. “Ahí cambia la cuestión del negocio, pero es importante hacer la cuenta anterior porque es la más genuina”, resaltó.

El director ejecutivo de SGA, Federico Hellman, explicó que aquellas personas que prevén iniciar la producción de maíz seco o húmedo en el Chaco, partiendo del campo mecanizado hasta la cosecha, deberán estimar una inversión que ronda los US$ 350 a US$ 400 por hectárea. Para el maíz picado el costo por hectárea, contratando todos los servicios, asciende a los US$ 600; mientras que la transformación de pasturas a un suelo agrícola, dependiendo del nivel de degradación, oscila entre US$ 300 a US$ 500 por hectárea.

Como respuesta, señaló que en la producción de materia verde por hectárea se podría esperar un resultado de 25 mil a 30 mil kilos, en campos agrícolas buenos a muy buenos. “Es un retorno bastante interesante para un modelo de recría o terminación en confinamiento”, dijo y agregó: “También aparece la opción del sorgo que implica un costo por hectárea menor, pero depende de la planificación y la necesidad del productor, como por ejemplo a qué categorías alimentar”.

Hellman aseguró que las decisiones “influyen sobre los modelos productivos de los campos”, pero “para un ciclo completo apuntaría a una producción mixta de maíz y sorgo”, más aún dentro de la coyuntura de un año seco donde “en muchos casos optamos por agregar al sorgo debido a la rusticidad que puede tener”.

Finalmente, Federico Hellman señaló que los productores que experimentan la agricultura bajo riego están logrando “muy buenos resultados”, aunque se está en etapa de prueba y error, que se suman a las dificultades para tener suministro de energía. Sin embargo, aseguró que algunas zonas del Chaco podrían pensar en hacer una agricultura intensiva con resultados altos.

Y detalló: “Para un un sorgo podríamos hablar de 80 mil a 100 mil kilos de materia verde por hectárea en dos cortes. Se puede llegar con un nivel de tecnología muy alto; y sin dudas el equilibrio entre la inversión y el retorno es positivo para el productor”.

Por último, Hellman destacó la necesidad de “explotar con eficiencia a cada área productiva”, uno de los grandes beneficios que arrimó la agricultura a la región Occidental, agregado a que los precios del ganado hicieron reducir los márgenes del negocio. “Se complementaron algunos factores para impulsar una producción más intensiva que requiere planificación y una visión de periodos de mediano y largo plazo”.

Entrevista publicada en la edición de marzo de la Revista ARP (oficial de la Asociación Rural del Paraguay).