Superficie manejada cayó a la mitad y debieron reinventar el negocio.
La superficie trabajada por los pools de siembra cayó más de 50%; las tierras que manejaban pasaron a manos de un amplio abanico de actores.
El 3 de junio de 2008, en un plenario de la FAO en Roma, cuando aun estaba en ebullición la pelea con el campo por la resolución 125 (que aumentó las retenciones), Cristina Fernández acusó a los pools de siembra de “realizar movimientos especulativos de capital”.
Unos días antes, el entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández, los había responsabilizado de estar “detrás” del conflicto. Siete años después, el 16 de julio pasado, la presidenta culpó otra vez, en Tecnópolis, a estos grupos de “pagarle poco a los pequeños y medianos productores”.
Para el kirchnerismo, los pools y grandes de grupos de siembra han sido uno de los tantos “enemigos” que configuró para el relato interno y externo a sus filas. Ese “enemigo” pareció calzarle perfecto en su batalla verbal contra “las grandes corporaciones”.
Según Luis González Victoria, de Cazenave & Asociados, los pools más grandes y conocidos que sembraban sobre campos alquilados eran unos 40 entre 2008 y 2009 y trabajaban entre 2 y 2,5 millones de hectáreas. Es una foto pasada. En los últimos años, muchos salieron de la actividad, otros se achicaron y otros tantos reconvirtieron su negocio. En general, respecto 2008 y 2009 recortaron su superficie en más de un 50% y hoy siembran menos de un millón de hectáreas. Es el 3% del área total en el país.
La fuerte sequía de 2008 y 2009, el deterioro de su competitividad, con precios a la baja y alquileres altos, el retiro de inversores y la presión impositiva los llevaron a un knock out en cámara lenta.
El caso más emblemático de la salida del negocio fue El Tejar. En Argentina manejaba hace siete años 250.000 hectáreas, básicamente alquiladas, sobre 620.000 en todo el Mercosur. En 2013, en medio de una crisis financiera aguda y ya bajo el control de los fondos internacionales Áltima y The Capital Group, cerró sus operaciones en el país.
Otro camino siguió, por ejemplo, Los Grobo. Achicó su superficie de 120.000 a 25.000 hectáreas, pero a la vez encaró una reinvención. Así, se metió de lleno en el mercado de insumos con la compra de Agrofina, construyó semilleros en Tandil y Monte para aumentar su participación en soja, trigo y cebada.
Además levantó una planta de procesamiento de especialidades en Monte para poder exportar desde maní hasta lentejas, consolidó una red para la venta de semillas y hasta avanzó en la creación de Frontec, una plataforma tecnológica, en asociación con la empresa estatal Invap.
“Aquellas firmas que solo se enfocaron en la producción de granos restringieron sus opciones para tener mejorar resultados. En cambio, las que exploraron el mercado de insumos, trading y acopio, y la integración en cadenas de valor, siguieron con mejores condiciones para crecer”, analizó un operador.
En un artículo que escribió para La Nación en mayo de 2013, Horacio Busanello, CEO de Los Grobo, tuvo una mirada crítica sobre el modelo de negocios basado en tierras alquiladas.
“Desde el punto de vista operacional, el modelo es víctima de su propio éxito durante los primeros años de la década pasada al considerar que variables externas tales como precios, clima, tipo de cambio y presión impositiva iban a acompañar favorablemente el crecimiento continuo del área sembrada”, escribió.
Tierras que pasaron a manos de otros actores.
Los márgenes desde 2008 de los pools se recortaron más rápido de lo que lo hicieron algunos costos como la tierra. “Solo a partir del año pasado se empezó a hacer un ajuste en el costo del arrendamiento”, recordó Christian Angió, exdirector de operaciones de la firma El Tejar.
Para Gustavo Duarte, asesor en la zona de América, en el oeste bonaerense, entre un 30% y un 35% del área cambió de manos. Esas hectáreas las tomaron agentes locales, se formaron asociaciones con contratistas, convenios entre dueños de la tierra y profesionales e inversores y hasta la cadena de insumos, en algunos casos, se sumó con la inversión en insumos.
Alberto Garré, productor del CREA Roque Pérez-Saladillo, explicó que también aparecieron sociedades de gerentes de agricultura que trabajaban en los grandes grupos. “Los grandes pools fueron reemplazados por pools más chicos de contratistas que antes trabajaban para los pools grandes. Los gerentes de agricultura de los pools grandes se asociaron o ayudaron a los dueños de campo para hacerla por administración”, señaló.
Fuente: La Nación – Argentina