La población debe recordar que, por declaración de la Asamblea General de la ONU, el 2015 es el Año Internacional del Suelo. Por tanto, para mantener y mejorar su fertilidad, y conseguir una agricultura sustentable en los trópicos y subtrópicos, es necesario dejar de prepararlo mecánicamente y mantenerlo bajo cobertura permanente, agregando cantidades adecuadas de residuos vegetales.
El promedio ideal de materia seca para el suelo es de unas 6 ton. por ha al año, en climas semiáridos como el Chaco; y de más de 8 ton. por ha al año en climas húmedos, como la región oriental del Paraguay. Con ello, es posible alcanzar una agricultura sostenible y, al mismo tiempo, realizar la preparación intensiva del suelo.
SOLUCIÓN A LA DEGRADACIÓN
La siembra directa se presenta como solución al problema de la degradación de los suelos. Sin embargo, la forma como últimamente la realizan muchos agricultores en Paraguay no satisface el objetivo de un buen manejo del suelo. Mientras nuestro país se situaba, hasta hace pocos años, entre los líderes en términos de aplicación de este sistema, hoy se establece el vicio de la labranza periódica y del subsolado, sin que nadie haya determinado la presencia efectiva de compactaciones, de la siembra de soja sobre soja, entre otros, dejando de lado totalmente la práctica de una buena cobertura con residuos de cosecha.
La aplicación de las buenas prácticas agrícolas ha quedado en el olvido. Los productores y profesionales técnicos deben recordar que la siembra directa es como un buen vino, “cuantos más años tenga, mejor”. No hay que olvidar: “virtualmente todas las ventajas de la siembra directa vienen de una buena cobertura permanente del suelo”. Por ende, los agricultores que continúen con labranzas periódicas, no llegarán a disfrutar de todos los beneficios acumulados de este sistema.
TESTIMONIO
Investigaciones científicas a nivel mundial muestran que la siembra directa bien realizada, en comparación con la preparación convencional de suelos (arado y/o rastras pesadas de discos), tiene efectos positivos sobre las características químicas, físicas y biológicas. Primero, porque reduce drásticamente la erosión a valores similares a la regeneración natural del suelo; segundo, porque no solo mantiene, sino que aumenta los tenores de materia orgánica en el mismo, y finalmente, porque la temperatura del suelo se mantiene baja, evitando la evaporación de agua y favoreciendo la vida de microorganismos. Estas son razones suficientes para utilizar las buenas prácticas agrícolas aplicando la siembra directa de calidad, que resultará rápidamente en beneficios económicos para los agricultores.
Fuente: abc rural - Ing. Rolf Derpsch