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Horacio Cartes aún tiene muchas deudas con el sector agrícola

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Horacio Cartes aún tiene muchas deudas con el sector agrícola

A dos años de asumir la presidencia de la Repúbli­ca, Horacio Cartes tiene aún muchas deudas con el sector agrícola: trabajo en conjunto con la agricultu­ra empresarial privada y mayor respaldo “real” a la agricultura familiar campesina, según indican re­ferentes del sector agrícola del país.

La clave del desarrollo económico y de la reduc­ción de la pobreza consiste en el desarrollo sostenido y acelerado de la agricultura.

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Se ha demostrado que el país posee un poten­cial agrícola considerable, que no se ha realizado por una serie de razones, en­tre ellas las limitaciones estructurales y tecnológi­cas, las políticas internas inadecuadas y un entorno económico externo desfa­vorable. Como consecuen­cia, el crecimiento de este sector, especialmente de la agricultura familiar, ha sido lento.

TROPIEZOS DEL GOBIERNO

Uno de los problemas con que se tropieza el Gobierno es la capacidad de formular y aplicar políticas e insti­tuciones eficaces para la agricultura. Ahora bien, el desarrollo es un proceso acumulativo, en el que los resultados satisfactorios que se obtienen en una esfera redundan en la crea­ción de oportunidades en otras.

“El sector agrícola se di­vide en la agricultura em­presarial que siempre se manejó bien a pesar de los ataques de distintos secto­res, se manejó con el libre mercado, pero en el gobier­no de Cartes la diferencia fue que se le dejó libre al sector e impuso reglas más claras; organismos que de­bían velar al sector se en­cargaban de realizar perse­cuciones, con este gobierno volvieron a ser organismos técnicos. Otro problema independientemente al go­bierno es que el sector está pasando por una crisis a raíz de la baja en los precios de los commodities, el sec­tor está bastante golpeado.

El gobierno de Cartes en el sector agrícola estuvo tranquilo, se tuvo una pos­tura de no a los impuestos, que no sea el impuesto a las ganancias”, sentenció Ramón Sánchez, vicepre­sidente de la Unión de Gre­mios de la Producción.

Los tres medios principales para aumentar la producción (la expansión de la superficie, la combinación de la produc­ción, y los cambios tecnoló­gicos), varían en importancia y en función de la fase alcan­zada en el crecimiento.

Las posibilidades de ex­pansión de la superficie son limitadas: a medida que aumenta la tierra cultivada disminuye la importancia de su expansión. Pero los cam­bios tanto en la combinación de la producción como en las tecnologías conservan su importancia a lo largo de todo el proceso de desarrollo (ninguno de los dos es eficaz por sí mismo), y requieren un sector dinámico y flexible.

POLÍTICAS RAZONABLES

Desde el Gobierno, es ne­cesario ofrecer incentivos apropiados a los agricultores y asegurar condiciones que les permitan responder a ellos. A tales efectos, debe haber polí­ticas macroeconómicas razo­nables que permitan tanto el comercio de productos agrí­colas como su oferta en el mercado interno, y una in­fraestructura institucional y material que ofrezca una base amplia para los cam­bios (facilitando el acceso a la tierra, a las finanzas rurales, a los conocimientos técnicos, y a las comunicaciones y el transporte).

La base de los productos destinados al crecimiento agrícola puede variar, (puede consistir en productos de ex­portación tradicionales o no tradicionales, o de alimentos básicos), pero es lógico que se intensifique la producción y se dejen de lado los alimen­tos básicos a medida que el crecimiento económico am­plía su red, estimulando la demanda local de productos intensivos en mano de obra y de elevada elasticidad con respecto al ingreso, como las hortalizas, las frutas y los productos pecuarios. De ahí la necesidad de un sector agrícola dinámico y flexible.

APLICAR TECNOLOGÍA A LA PRODUCCIÓN

Los cambios tecnológicos también deben realizarse continuamente, pero en el caso de la producción de ali­mentos básicos esto repre­senta una empresa ardua y compleja para la que el sector privado y las organizaciones de productores no están bien preparados, aunque la expe­riencia ha demostrado que tampoco puede quedar libra­da solamente a los organis­mos públicos. Hace falta un sistema autóctono que gene­re los cambios tecnológicos a medida que lo requieren las necesidades locales.

Los efectos y beneficios del crecimiento agrícola se di­luyen cuando el crecimiento demográfico es elevado o cuando se circunscriben a pequeñas zonas o regiones geográficas o a un número reducido de productos.

También es importante que haya vínculos y multiplica­dores entre las actividades agrícolas y no agrícolas, pero no siempre es así. Para im­pulsar el crecimiento y re­ducir la pobreza, el desarro­llo agrícola debe tener una base amplia, con industrias rurales de pequeña y media escala. El desarrollo de tales industrias requiere políticas industriales apropiadas y un mejoramiento de la infraes­tructura y de los servicios e instituciones rurales.

IMPONER REGLAS CLARAS

“El gobierno en este perio­do debería seguir poniendo reglas claras, el sector nunca pidió subsidios, creemos que todo negocio debe sustentar­se, no debe ser subsidiado, se tienen que tener reglas claras que no puedan ser distorsio­nadas, las reglas tienen que ser generales y para todos”, apuntó Sánchez.

La economía del país tiene que competir ahora en un mercado mundial mucho más competitivo. La gradual eliminación de las barreras comerciales, el aumento de la demanda de productos de calidad superior y ajustados a normas más exigentes, y los mercados no solo deben apuntar a las grandes in­dustrias, también deben dar apertura a la producción de la agricultura familiar cam­pesina.

“En la agricultura campe­sina existe un problema de mercado, mientras el Minis­terio de Agricultura se foca­lice en tratar de dar asisten­cialismo no va a ir adelante, cooperativizar la agricultura familiar sería una opción.

Hay que cooperativizar, mirar mercados y producir con tecnología, no pode­mos seguir con aradas, ras­treadas, produciendo poca cantidad sin tecnología. Esa agricultura está fracasada, no solamente en Paraguay, sino en el mundo.

Le estamos condenando al agricultor campesino a la eterna pobreza, es como querer seguir con un siste­ma de producción arcaico que no funciona; hoy en día existe mucha tecnolo­gía, existen variedades de primer nivel, el Ministerio tiene que estar enfocado a la tecnología, a cooperativizar y a orientar al campesino a producir y garantizarle los mercados”, finalizó Sán­chez.

Fuente: 5 días