Hay riesgo de granizadas, olas de calor e inundaciones que afectarían al agro, según el Servicio Meteorológico Nacional.
Si los pronósticos se cumplen, esta campaña el campo deberá enfrentar uno de los fenómenos de “El Niño” más intensos que se hayan registrado, con fuertes contrastes climáticos que generarán olas de calor muy estresantes para los rodeos lecheros, tormentas convectivas con riesgo de granizo, que pueden provocar pérdidas en los cultivos, y también una alta probabilidad de inundaciones en los lotes más bajos por las lluvias y crecidas en la cuenca del Paraná y del Salado, entre otros ríos.
El mayor riesgo comenzará a partir de noviembre y la intensidad del “Niño” podría «igualar o superar a los observados en las temporadas 1982/83 y 1997/98, los más vigorosos registrados con instrumentos modernos», advierte un informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) también alertó sobre las amenazas de este escenario climático, que continuaría durante el verano. “Las condiciones actuales son de un Niño fuerte. De acuerdo a la magnitud prevista estaríamos entre los cuatro “niños” más fuertes de los últimos 50 años”, anticipa un informe que se publicó hace unos días.
El fenómeno de El Niño se da cuando se calienta, al menos 1 grado por encima de lo normal, la temperatura del mar en el Océano Pacífico Ecuatorial. En este trimestre, se proyecta que oscilará por encima de los 2 grados, con el riesgo de que sea todavía más alta, adelantan los principales centros de pronósticos a nivel mundial. En la región pampeana y en el Litoral esta tendencia genera el riesgo de lluvias intensas.
Para el sector agropecuario, las consecuencias de “El Niño” representan una combinación de ventajas e inconvenientes. “La actividad ganadera tendrá buena disponibilidad de forraje, pero también problemas sanitarios en los rodeos y de piso en los potreros, por los excesos hídricos que se esperan”, avisa el informe de la Bolsa porteña.
Además, es probable que se sucedan intensas olas de calor, con alta humedad atmosférica, que estresarán al ganado, lo que perjudica especialmente a la producción lechera en las dos principales cuencas tamberas: la que atraviesa el centro y sur de Santa Fe y Córdoba, y la de la provincia de Buenos Aires.
El trigo y los otros cereales de invierno sufrirán problemas por los excesos de temperatura y humedad. «La etapa reproductiva del cultivo, a fines del invierno y comienzos de la primavera, será afectada negativamente por la alta incidencia de enfermedades producida por los excesos de temperatura y humedad, así como por la posible ocurrencia de tormentas graniceras», avisa la Bolsa de Cereales.
En cuanto a los cultivos de verano, se proyectan buenos rendimientos para la soja y el maíz por su buena respuesta a condiciones de calor y humedad, pero se anticipa una fuerte presión de malezas -un problema cada vez más complejo-, plagas y enfermedades, un combo que, además, seguirá acompañado por el peligro de tormentas graniceras.
La posibilidad de crecidas es otro factor a tomar en cuenta. «Las cuencas de los ríos de llanura, como el Salado en la provincia de Buenos Aires, se mantendrán en riesgo de inundaciones debido a la probabilidad de que se produzcan fuertes lluvias locales», alertó el informe de la Bolsa porteña.
También habrá que monitorear de cerca la enorme Cuenca del Plata, que incluye los ríos Paraná, Uruguay y Paraguay, entre otros, y en la que influyen las precipitaciones en el sur y centro de Brasil, en Paraguay, en el este de Bolivia, en Uruguay y en el Litoral argentino.
En definitiva, se proyecta una campaña asociada a un fuerte riesgo climático. Por eso, la Bolsa de Cereales concluye que “no es prudente hacer cálculos exitistas, y que debe dejarse siempre un margen de seguridad en las proyecciones económicas y productivas que se realicen».
Fuente: Clarín – Argentina.